“El ballet te pide un lenguaje con el que no naces”
Analú Polanco
Actriz y bailarina de ballet
Nací en Arequipa hace 26 años. Estudié Publicidad en la UPC. Soy bailarina profesional de ballet y profesora en el estudio Ático Body Lab y la escuela D1 de Vania Masías. Soy constante y apasionada, pero me distraigo con facilidad.
Por: Renzo Giner Vásquez (@SebGiner)
A los 15 años Analú Polanco decidió dejar todo en Arequipa para venir a cumplir su sueño: ser bailarina profesional. Descubrió su pasión por el ballet a los 3 años y desde entonces no se detuvo. La actuación la sorprendió años después permitiéndole ser parte de “La peor de mis bodas”, película que se estrena hoy.
— ¿Por qué venir desde Arequipa para ser bailarina?
Es una historia un poco larga. Desde los 3 años asistí a una academia en Arequipa y mi mamá era mi mano derecha, mi mejor amiga, mi cómplice. Pero ella falleció cuando tenía 15 años. A partir de entonces decidí tomar esto como una carrera profesional, sacar esto adelante teniéndola como mi mayor motivación. Lamentablemente en Arequipa, en ese entonces, no había mucho desarrollo del arte, danzas y mucho menos ballet. Tuve la suerte de que Lucy Telge, directora del Ballet Municipal, me diera una beca para venir. Sin permiso de nadie vine y me quedé. A los tres meses me ofrecieron formar parte de la compañía y a la fuerza me hice profesional.
— Un acto de rebeldía…
Yo creo que sí. Tenía 16 años. Ahora lo veo desde afuera y digo ¡wow! De hecho, en ese entonces mi papá no me apoyaba porque me imagino que para él era difícil ver que su hija viniera a una ciudad tan agresiva, mi mami acababa de fallecer, era una situación un poco difícil. Para todos se hacía muy difícil aceptar que quería hacer esto sola pero no di mi brazo a torcer.
“En el ballet es muy fácil caer en la frustración, pero al final la pasión puede más”.
— El ballet necesita perfección, ¿cuán complicado ha sido conseguirla?
[Suspira] Es un trabajo de todos los días. Eso lo hace tan difícil e interesante a la vez. Le pides a tu cuerpo un lenguaje con el que no has nacido. Son tantas cosas técnicas difíciles que debes trabajarlas todos los días, como el padre nuestro. Si dejas de practicarlo un tiempito es como si lo hubieras dejado por años.
— ¿En qué obra te has sentido más realizada?
En el 2013 bailé en la obra “Don Quijote”, en el Ballet Municipal. Sentí que fue un superlogro porque era un rol de solista que yo misma trabajé y pedí que me vieran en los ensayos. Lo ensayé todos los días y lo conseguí.
— ¿Has tenido alguna anécdota en el escenario?
Dentro del escenario siempre se resuelven un montón de cosas. No recuerdo alguna, gracias a Dios nunca me he caído… ¡Ah! Ya me acordé. Hace un par de años tenía que bailar una danza en el segundo acto de una obra que no recuerdo. Eran varios bailes seguidos, así que debía cambiarme muy rápido. Salí volando, me cambié y estaba lista para salir a escena cuando vi a todas mis compañeras con un vestido blanco, yo tenía uno verde. Me había equivocado. En tres patadas salí y me volví a cambiar porque, si no, sería la única con ese vestuario.
— ¿Es un mundo de mucha competencia?
Sí, recontra. Es una competencia diaria.
— ¿Y de mucho ego?
De hecho que es complicado pero tienes que aceptar que es lo que te gusta hacer. Son las reglas del juego, si te metiste a jugar, pues las aceptas. Es muy fácil caer en la frustración, pero la pasión puede más.
“Ricky Tosso tenía un corazón inmenso, no hacía falta más tiempo para darte cuenta del tipo de persona que era”.
— ¿Cómo está la formación del ballet hoy en el Perú?
En los últimos 4 o 5 años las cosas vienen mejorando. En Arequipa me dio muchísimo gusto, hace 3 años –no voy tanto como quisiera–, cuando fui y conocí a bastantes grupos formados tanto en danza urbana como contemporánea. Me dio gusto ver a personas que, como yo, tenían esas ganas de surgir en esto que es tan difícil.
— ¿Cómo llegaste a la actuación?
Hace 3 años no podía más. La universidad y el ballet me tenían loca con los horarios. Salía a las 6 a.m., iba a trabajar al Ballet Municipal, cumplía con mi carrera y regresaba a la medianoche. Quería acabar la universidad para dedicarme solo a bailar, iba como robot pero en el último ciclo se me complicaron los horarios. Me tuve que alejar de la compañía por año y medio, fue durísimo. Pero en ese interín decidí explorar otros lados. Un profesor me dijo que estaban haciendo un cásting para una película. Dudé, le agradecí y fui a casa. Luego dije por qué no, lo peor es que me digan que no. Fui y me tomaron.
— Y terminaste participando en “La peor de mis bodas”, ¿cuál es tu papel?
Soy una muchacha de 19 años, muy estudiosa y que está en la etapa de conocer a los chicos, por lo que se rebela contra su hermana, interpretada por Maricarmen Marín. Pero quiere mucho a su hermana, tienen un puestito y son huérfanas de padre. He tenido suerte, porque en los papeles que he interpretado he encontrado un poco de mi historia personal. Eso me ha permitido conectarme más.
— ¿Cómo lidiaron con la muerte de Ricky Tosso?
Fue bien duro. Tuve pocas escenas con él pero lo conocía mucho de nombre. Desde chiquita lo veía en TV, junto a mi familia, en “Teatro desde el teatro”. Y pensar que tantos años después llegué a trabajar con él. Era una persona con un corazón inmenso, no hacía falta más tiempo para darte cuenta del tipo de persona que era. La película está dedicada a él.