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Full color en espacios nórdicos en los que soñarás vivir - 1

Un aspecto distintivo del estilo nórdico es la predominancia de los colores claros (blanco, beige, hueso) en el techo, las paredes, el suelo y los muebles. Si bien este concepto no admite grandes cuotas de color, es posible incluir algunos acentos sin perder su esencia.

“La clave es no excederse de tres colores predominantes, para no recargar el ambiente”, señala la arquitecta Inés Sevilla. Para una atmósfera vibrante añade dosis de verde, azul, amarillo, rojo, fucsia o naranja en objetos decorativos o textiles (cojines, alfombras, cortinas). Esta mezcla acompañarse con muebles o pisos de madera clara, para no perder el concepto.

Recursos útiles

Otra opción, como lo sugiere la interiorista Yannire Bull, son los tonos pastel (rosado, turquesa, menta, verde agua, celeste) que le agregan un toque sutil a la propuesta. Inclúyelo en muebles de gran formato, como un sofá, una butaca, una cómoda; o en un muro importante, como la cabecera de la cama para focalizar la atención sin ser tan invasivo. Es posible crear una mezcla lúdica, usando estos tonos en sillas Eames, Panton y Wishbone en el comedor.

También es factible añadir detalles metálicos para darle un golpe de brillo y textura a la propuesta, como tuberías expuestas a modo de repisas, lámparas de aluminio tipo proyector, sillas de acero con asiento de madera o un aparador tipo locker.

El hierro pintado de negro, como parte de la estructura de los muebles, es otra forma de introducir color sin alterar el espíritu del lugar. Además, los elementos reciclados y con un acabado envejecido también acentúan la calidez del espacio y sintonizan con lo nórdico.

Otra manera natural de agregar vitalidad es colocando flores de tonos delicados, como lisianthus, peonias o gerberas; o intensos, como anturios, bromelias, iris, calas, en frascos de vidrio, para aromatizar los distintos ambientes. 

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