El fallecido ex portero de Sporting Cristal Julio César Balerio hubiese cumplido 61 años la semana que pasó. (Foto: Archivo Depor)
El fallecido ex portero de Sporting Cristal Julio César Balerio hubiese cumplido 61 años la semana que pasó. (Foto: Archivo Depor)
Jerónimo Pimentel

El mejor arquero que me tocó ver jugar en Perú fue . Perdonarán Quiroga e Ibañez (y no peino las canas suficientes como para hablar de Ballesteros), pero el uruguayo fue por lejos el ‘1’ más completo que recuerdo en canchas locales. Tenía todo: ubicación, técnica, reflejos, salida, achique, personalidad, boquilla y pie. Además, fue un tremendo atajador de penales. No se puede pedir más.

Sporting Cristal recordó a Julio César Balerio que hubiese cumplido 61 años | NNDC

Llegó en los noventa en una época en la que ya era difícil encontrar talento latinoamericano que quisiera emigrar a Perú sin sentir que ello fuera una renuncia o el inicio del ocaso. Y si lo sintió, no lo hizo saber.

En cambio, se manejó con profesionalismo ya sea en Sipesa o en Cristal, donde alcanzó el tricampeonato peruano y el subcampeonato de la Libertadores en 1997. Es decir, fue parte de la campaña más memorable que hizo un club peruano desde la ‘U’ del 72. Atrás había dejado títulos simbólicos, pues le tocó alternar en uno de los peores Boca de los ochenta (el del 84) y fue suplente en el Racing campeón de la Supercopa Sudamericana. En el primero lo sentó Gatti –por contrato– y en el segundo Fillol, por lo que mal se podría decir que hubiera afrenta en las suplencias. Quien se siente a ver videos hoy podrá entender lo buen modelo que fue el “Pato” para el “Viejo”, con las distancias del caso.

Balerio con las camisetas de Uruguay, su país natal, y Perú, del cual adoptó la nacionalidad. (Foto: Archivo Trome)
Balerio con las camisetas de Uruguay, su país natal, y Perú, del cual adoptó la nacionalidad. (Foto: Archivo Trome)

En Perú fue superlativo y protagonizó las Eliminatorias a Francia 98, donde se perdió el boleto por diferencia de goles. Los detractores recuerdan su responsabilidad en el infame partido en Santiago del 97, sobre todo en el segundo gol donde sale mal a cortar un córner, pero individualizar actuaciones esa noche demandaría un informe completo del que se desprenderían decepciones en todo el plantel (y la dirigencia). Lo mismo ocurrió en la segunda final de la Libertadores ante Cruzeiro, pues se comió el disparo de Elivelton, pero lo cierto es que los rimenses no hubieran alcanzado esa instancia si no hubiera sido por él. En el fútbol, como en el arte, se debe juzgar a los exponentes por los logros, no por las caídas.

Balerio no dejó solo títulos, sino que también hizo escuela, como lo confirma Leao Butrón, quien fue su alumno más aprovechado. La incorporación de extranjeros, en un marco ideal, debería tener esa doble condición: aportar al presente y dejar lecciones en casa de tal forma que los juveniles posean referentes que les permitan modelar sus carreras, es decir, aprender.

La constitución del mercado futbolístico internacional hace cada vez más difícil que ello ocurra, por lo que el reto acrecienta la nostalgia. El “Viejo” fue uno de los mejores arqueros uruguayos de su tiempo (no queda claro que ni Alvez, ni Siboldi ni Nicola hayan sido superiores a él), pero por razones absurdas, quizá un fallo del sistema que por una vez nos favoreció, terminó siendo uno de los mejores nuestros.

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