ENRIQUE VERA (@kiquevera) Redacción online

YO SOY SOTO Las fotos del camarín paraguayo, en el Estadio Nacional de Lima, la tarde del 5 de setiembre de 1993, son un canto al dolor. Hincados sobre las mayólicas del viejo vestuario, Roberto Cabañas y Estanislao Struway no hallaban consuelo en nada. No aplacaban su llanto ni en el carajeo del mismo José Luis Chilavert. Era el final de su último partido por las Eliminatorias para EE.UU. 94, Paraguay lo tenía ganado, iba clasificando y a poco del final, Darío Muchotrigo empató para Perú. Fue el honor para una blanquirroja triturada en aquel proceso y, de paso, lo único que pagó el sobrevaloradísimo contrato a Vladimir Popovic. El primer gol de esa igualdad lo hizo Jorge Soto, aunque cuatro años después Chilavert fingiera desconocerlo. Julio de 1997, Copa Libertadores, en Liniers, previo a un partido entre Vélez y Sporting Cristal, el Chila respondió a unos periodistas: ¿Soto? ¿Quién es, no lo conozco? Las declaraciones calentaron el ambiente y también al Camello: volvió a anotarle al grandulón.

CARAS CONOCIDAS Y ‘CHORRILLADAS’. Sergio Markarián alguna vez –alguna noche- nos atacó en Lima. Ensayó estrategias para fulminar a Óscar Ibañez, hoy su preparador de arqueros, y tuvo en Francisco ‘Chiqui’ Arce, el primero de sus estrategas rivales en esta Eliminatoria, al guerrero más importante de su tropa… a su capitán. Fue el 30 de marzo del 2000, en el inicio de la fase clasificatoria a Corea-Japón 2002. El uruguayo dirigía a Paraguay y a Perú, Maturana. Al estremecedor recibimiento que el Nacional dio esa noche a la selección, replicaron toneladas de magia desde los pies de Solano y Palacios. Ambos coronaron el partido con un gol. Lo del ‘Chorri’, en su momento, adquirió ribetes de patrimonio nacional. Bombazo desde fuera del área hacia el vértice derecho de un Chilavert enhiesto. ‘Chorrillada’ extraída del frustrado camino a Francia 98 para la que había previsto un símbolo: Te amo, Perú.

IBAÑEZ VS. CHILAVERT. Parado frente a Ibañez, un yunque de tensión y bronca presionaba al rollizo arquero paraguayo. Habían pasado seis minutos desde que el gol de Palacios lo dejó en una pieza y debía definir la suerte de su selección en el debut del tránsito al mundial asiático. Penal fallado era firmar el vapuleo para la albirroja que levantó del césped en Lens, Francia, 1998. Irse sucio. Y para ello estuvo el argentino nacionalizado. Me la jugué para la izquierda porque sabía que Chilavert suele patear para ese lado o al medio y arriba. Por suerte atajé la pelota”, describió Ibañez, de un lado, al final del partido. Del otro, el Chilavert más urticante señalaba: “De esa jugada no voy a hablar. Sería darle gusto a la gente que no me quiere”.

LA REVANCHA GUARANÍ. Perú llegó a Asunción después de caer en Argentina, de la renuncia del colombiano Francisco Pacho Maturana, y de una derrota ante Bolivia, en el debut de Julio César Uribe como técnico. Parecía el plato servido para un Chilavert aún con la herida sangrante. De Lima, del Jorge Chávez más precisamente, el otrora capitán guaraní también tenía el amargo recuerdo de un escupitajo cuando llegó con el plantel de Vélez Sarfield para enfrentar a la ‘U’, en 1999. El 15 de noviembre del 2000, en el “Defensores del Chaco”, el paraguayo encontró a un equipo flácido y con algunos debutantes en selección como Walter La macha Zevallos y Gregorio Bernales. Una catarata de derrotas casi nos habían cortado toda aspiración al mundial de Corea-Japón pero faltaba lo peor. Así, la revancha guaraní empezó con Santa Cruz de cabeza; siguió un autogol de Zevallos; Santa Cruz de nuevo; José Saturnino Cardozo de remate cruzado; y para el puntillazo final estuvo el mismo Chilavert. Debió ser su venganza perfecta: fulminó de penal a Ibañez y le gritó “hijo de p…”. Después le escupió en la cara, en la cabellerosidad, cuando el portero peruano le fue a dar la mano al sellarse el 5-1 en contra.

LA PRIMERA VEZ. En el camino a Brasil 2014, Jefferson Farfán tendrá la posibilidad de quedar como máximo artillero de las selecciones peruanas en Eliminatorias mundialistas. Tiene siete goles, dos menos que Roberto Palacios, con los cuales se ubicó como segundo anotador de la fase clasificatoria a Alemania 2006, detrás de Ronaldo. El primero de estos fue ante Paraguay, el 6 de setiembre del 2003, en el 4-1 de Perú sobre los entonces dirigidos por Anibal ‘Maño’ Ruiz (hoy DT de la San Martín). De esa tanda, el de la ‘Foquita’ fue el último. Jayo se enfundó la chompa de creativo y dejó solo a Farfán, vía pase en profundidad; este cruzó el balón a Tabarelli y en su correteo de celebración se sacó la 17 y la colgó en el baderín del córner. Su primera vez, en Eliminatorias, fue ante Paraguay.