Pep Guardiola, entrenador del Manchester City. (Foto: AFP)
Pep Guardiola, entrenador del Manchester City. (Foto: AFP)
Julio Vizcarra Torres

Lejos del Barcelona, sin nombres rutilantes como Messi, Xavi o Iniesta, sigue tropezándose con la misma piedra: la . Esta vez, quedó fuera en los cuartos de final a manos del Tottenham de Mauricio Pochettino. La serie fue pareja, explosiva y emocionante, llena de goles (4-4), en la que Manchester City pudo haber pasado. Si lo hacía, se habría hablado de merecida, con justa razón por el juego de los ‘Ciudadanos’.

Sin embargo, con una nueva eliminación, en Europa más que elogiar a los ‘Spurs’ se habla del fracaso del español. En un fútbol cada vez más resultadista, Guardiola es un tipo resistido, al que la estética de sus equipos, que llena los ojos de los aficionados, no lo salva de los cuestionamientos. Pep, un ganador con inteligencia que traspasa las barreras del deporte rey, genera tanta división como cada vez que Cristiano Ronaldo se saca un selfie. Además de los logros obtenidos, una explicación a esta situación podría estar en los mensajes del catalán, siempre irónicos pero también contradictorios.

En la previa de la revancha frente al Tottenham, Pep aseguró en conferencia de prensa: “No vine aquí [Manchester City] para ganar la Champions. Vine aquí para hacer jugar al equipo de la manera en la que han jugado en los últimos 20 meses. Por eso vine”. Viendo a los ‘Citizens’ jugar como lo hacen, Guardiola no miente. El problema aparece cuando uno repasa cuánto dinero lleva gastado en fichajes.

Hace unos días, el observatorio del fútbol CIES señaló que “ningún club en la historia del fútbol ha gastado tanto dinero en fichajes para construir su plantilla” como el City. Desde que el entrenador aterrizó en el equipo inglés, los de Manchester desembolsaron 627 millones de euros. Suma que de por sí es difícil de leer y todavía más complicada de asumir como una inversión si no se tiene como objetivo ser el mejor en todo lo que se compita.

Para Guardiola, el torneo más difícil que hay es la Premier League y, en su concepto, las ligas domésticas tienen más valor que alzar una Champions League, teniendo como argumento que son campeonatos más largos que premian la regularidad. Válido y cierto. Sin embargo, es la Liga de Campeones el certamen que hace grande a un club, que le da prestigio y hace pasar a la historia, ahí a donde apuntan los jeques e hinchas del City.

La última vez que el catalán alzó la Orejona fue en el 2011 con Barcelona, que tenía un plantel de PlayStation. Pep se fue al Bayern Múnich y luego al City, lugares en los que el mensaje, estilo y formas no se negociaron. El fútbol bien jugado por encima de todo, incluso del resultado.

Van der Sar, ex arquero holandés y actual director ejecutivo del Ajax, la sensación de Europa, describió para “El País” de España lo que Guardiola se niega a aceptar: “Estuve hace un par de años en el Bernabéu y observé la vitrina donde exhiben esas seis Copas de Europa más pequeñitas que ganaron hasta el 66, allí pensé: ‘¡Esto es un club!’”.

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