“Según Lauda, ha sido Vettel quien ha provocado a Hamilton embistiéndolo por detrás en Bakú el último fin de semana”. (Foto: Reuters)
“Según Lauda, ha sido Vettel quien ha provocado a Hamilton embistiéndolo por detrás en Bakú el último fin de semana”. (Foto: Reuters)
Ricardo Montoya

“Algún día Hamilton va a golpear a Vettel y no lo hará con el auto sino con sus puños”. Habitualmente cauto en sus declaraciones, el tricampeón mundial de , Niki Lauda, ha hecho una predicción que, lejos de amainar la tempestad, la ha exacerbado. En un contexto beligerante, Lauda ha tomado abiertamente partido por el británico sobre . Según Lauda, ha sido Vettel quien ha provocado al inglés embistiéndolo por detrás en Bakú el último fin de semana. La colisión terminó costándoles caro a ambos y, lo peor, ninguno pudo subirse al podio en el Gran Premio de Azerbaiyán. Tras la competencia, que finalmente ganó Emmanuel Ricciardo, estalló un intercambio dialéctico que los líderes de la carrera mundial de pilotos, paradójicamente, no han sabido “manejar” en mejor forma.

“Si quiere demostrar que es un hombre, creo que debería hacerlo fuera del coche cara a cara”, le espetó Lewis Hamilton al alemán. Todo esto se produce tras las declaraciones públicas de Vettel en las que sostenía que la detención abrupta de Hamilton fue la única razón del empellón de su Ferrari contra el Mercedes del británico que se encontraba delante. Suena un poco difícil de creer dado el nivel de los conductores.

Son varios los expertos en la materia que han opinado. Christian Horner, jefe de la escudería Red Bull, piensa que “el topetón de Vettel fue deliberado, ya que era él quien estaba detrás, y que su conducta ha sido, a todas luces, injustificable”. “Para mí, Sebastián ha perdido la cabeza”, manifestó. Lejos de pedir perdón, Vettel ha responsabilizado a Hamilton, y ha obtenido como respuesta una violenta invitación a intercambiar golpes. Si se tratara de dos conductores novatos, o de escuderías menores sin tanta cobertura mediática, ya sería una vergüenza para el automovilismo. Pero tratándose de los dos pilotos líderes de las dos escuderías más importantes del circuito, y tomando en cuenta que juntos acumulan siete campeonatos mundiales, el asunto se torna no solo vergonzoso, sino también muy lamentable.

Sin embargo, hay quienes creen que esta desagradable puja puede traer beneficios económicos a la Fórmula 1. Se estima que por año la categoría reina del automovilismo pierde alrededor de 15 millones de televidentes en el mundo. Rivalidades como las de antaño, tipo las que sostuvieron Alain Prost y Ayrton Senna o Niki Lauda y James Hunt, pueden reavivar el interés de los aficionados en la élite del deporte de los fierros. Es sabido que, a mayor número de telespectadores, mayores son también los ingresos por conceptos de televisión.

De todas formas, y por más que el Campeonato Mundial de Pilotos haya sido aliñado con el morbo de una rivalidad que contrasta estilos y personalidades, queda la sensación de que este antagonismo podría seguir existiendo y haciéndole bien al automovilismo sin perder el control y sin darse vueltas de campana con actitudes y declaraciones que atentan contra el objetivo de la Formula 1.

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