No hubo remontada histórica en el estadio Santiago Bernabéu, pero la hinchada del Real Madrid se marchó con lágrimas de orgullo en los ojos al ver un equipo que lo dio todo y logró un 2-0 que no alcanzó. Pero la historia dirá que fue el Borussia Dortmund el equipo que se clasificó para la final de Wembley.

El Borussia Dortmund se presentó en el Santiago Bernabéu con la clara renta 4-1 de la ida por defender y lo pasó muy mal al comienzo y al final. El Bernabéu todavía impresiona, y más cuando el Real Madrid se quita corsés tácticos y se lanza con todo al ataque.

El inicio del Real Madrid fue impecable, a la altura de lo que exige su historia. En una situación desesperada, José Mourinho jugó sin mediocentro defensivo y Luka Modric acompañó a Xabi Alonso en la creación.

Alentado por un estadio inflamado, el Real Madrid fue un huracán en ese comienzo que tuvo su foco en el juego generado por Modric y Özil. El conjunto blanco generó una superioridad en la medular que el Borussia Dortmund tardó en descifrar.

ANSIEDAD MADRIDISTA Lo que más echó de menos el Real Madrid fue lo que tanto le sobró en otras ocasiones: la pegada. Generó tres ocasiones clamorosas en los primeros 15 minutos. La primera, de Higuaín, a quien Weidenfeller ganó el mano a mano. La segunda, de Cristiano Ronaldo, que volvió a sacar el arquero alemán con fortuna. Y la tercera, de Özil, que disparó todo.

Era un Real Madrid desbocado, grande en su desesperación, pero se había dejado la pólvora en el vestuario. Y a la postre la hinchada se preguntó: ¿Qué hubiera pasado si hubiese marcado alguna de esas tempranas oportunidades? Quién sabe.

No hubo remontada histórica en el estadio Santiago Bernabéu, pero la hinchada blanca se marchó con lágrimas de orgullo en los ojos al ver un equipo que lo dio todo. Pero la historia dirá que fue el Borussia Dortmund el equipo que se clasificó para la final de Wembley.

El conjunto alemán se presentó en el Santiago Bernabéu con la clara renta 4-1 de la ida por defender y lo pasó muy mal al comienzo y al final. El Bernabéu todavía impresiona, y más cuando el Real Madrid se quita corsés tácticos y se lanza con todo al ataque.

El inicio del Real Madrid fue impecable, a la altura de lo que exige su historia. En una situación desesperada, José Mourinho jugó sin mediocentro defensivo y Luka Modric acompañó a Xabi Alonso en la creación.

Alentado por un estadio inflamado, el Real Madrid fue un huracán en ese comienzo que tuvo su foco en el juego generado por Modric y Özil. El conjunto blanco generó una superioridad en la medular que el Borussia Dortmund tardó en descifrar.

Lo que más echó de menos el Real Madrid fue lo que tanto le sobró en otras ocasiones: la pegada. Generó tres ocasiones clamorosas en los primeros 15 minutos. La primera, de Higuaín, a quien Weidenfeller ganó el mano a mano. La segunda, de Cristiano Ronaldo, que volvió a sacar el arquero alemán con fortuna. Y la tercera, de Özil, que disparó todo.

Era un Real Madrid desbocado, grande en su desesperación, pero se había dejado la pólvora en el vestuario. Y a la postre la hinchada se preguntó: ¿Qué hubiera pasado si hubiese marcado alguna de esas tempranas oportunidades? Quién sabe.

ORGULLO EN EL BERNABÉU El Borussia Dortmund tomó el mando en la segunda parte. Comenzó a jugar como un finalista de la Liga de Campeones y el Real Madrid pareció reconocerlo. Lewandowski dejó temblando el palo con un tremendo remate a los 50 minutos.

Aunque el conjunto blanco aplicó dignidad y orgullo en la eliminación. Y qué cerca estuvo del pase. Con Cristiano Ronaldo claramente limitado por sus molestias musculares, el Real Madrid quedó muy disminuido en ataque y Mourinho sumó elementos con Kaká y Karim Benzema.

El Borussia Dortmund encontró muchos espacios y Diego López protagonizó una increíble atajada a los 62 minutos cuando Marco Reus disparó a bocajarro a cuatro metros del arco y con todo a favor.

El Real Madrid ya no luchaba por la eliminatoria, sino por la victoria gracias al orgullo y compromiso de futbolistas como Ramos, Di María, Özil o el propio Cristiano Ronaldo. Y marcó el primero a los 82 minutos, obra de Benzema a pase de Özil. Y el segundo llegó a los 88 minutos, marcado por Ramos con todo el corazón.

¡Qué final de partido! El estadio se volvió loco y al Borussia Dortmund le temblaron las piernas. Si resistió fue porque el tiempo fue su mejor aliado.

Los goles blancos fueron tardíos. Al Real Madrid le faltaron unos pocos minutos para lograr voltear la eliminatoria. Pasó el Borussia Dortmund, que vivió una pesadilla al final. El Real Madrid fue un bello perdedor, pero perdedor al fin, porque fue el Borussia Dortmund es el finalista de la Champions League. Eso es lo que quedará para la historia.

Mañana, miércoles, el Barcelona recibirá al Bayern Múnich, que acude al Camp Nou con una clara ventaja del 4-0 obtenido en el Allianz Arena. La final se disputará el próximo 25 de mayo en el estadio londinense de Wembley.