A propósito del gol de Cristiano Ronaldo, nuestro columnista, Jorge Barraza despejó las dudas sobre el origen de esta acrobática jugada cuando Jorge Soto anotó un gol similar ante Rosario Central. (Foto: web Real Madrid).
Jorge Barraza

La espectacular chilena de Jorge Soto abrió la ruta para el no menos resonante triunfo de Sporting Cristal 4 a 1 sobre Rosario Central (2004). El centro se iba pasado y el 'Camello', sin otro recurso disponible, se arqueó en el aire hacia atrás y la empaló de derecha. Pelota cruzada, arquero sorprendido y gol de chalaca, como reseñó la prensa limeña. Esta es la única jugada del fútbol cuyo nombre está relacionado con una nacionalidad. Y justamente lo que no está debidamente certificado es el origen, la patria nativa de esta artística contorsión. Es una bella historia. Y una buena ensalada.

Todo indica que es peruana, se la conoce internacionalmente como chilena, la patentó un español y tomó nombre en la Argentina. También se le adjudica la invención a un brasileño. ¿Cómo es esto...? Los primeros en hacerla, según testimonios periodísticos muy antiguos y relatos orales, fueron los negros del puerto del Callao, donde tuvo su nacimiento el fútbol peruano, porque este juego entró por los puertos, bajó de los barcos británicos. Los marineros ingleses, escoceses, galeses e irlandeses, en los ratos libres, armaban picados en los muelles y siempre les faltaba gente. Invitaban a los nativos de cada lugar a sumarse y así, sin pretenderlo, esparcieron por el mundo la pasión dominante de nuestro tiempo.

A fines del sigo XIX y comienzos del XX, eran frecuentes los enfrentamientos entre chilenos y peruanos, muy conectados a través de los viajes marítimos entre Valparaíso y el Callao. Allí fue donde los marineros y futbolistas chilenos y británicos habrían visto hacer esta maravilla futbolera. Refuerza la hipótesis el hecho de que, al principio, los mismos chilenos le llamaban la chalaca, gentilicio de los oriundos del puerto limeño.

Por otra parte, los únicos que nunca la llamaron chilena fueron los peruanos, por una sencilla razón: ya la habían visto y le habían puesto nombre.

Sin embargo, quedó inmortalizada con el nombre de chilena pues el gran público internacional se la vio hacer varias veces a Ramón Unzaga en el primer Sudamericano, el de 1916 en Buenos Aires. Lo curioso es que Unzaga jugaba para Chile pero era español, más precisamente vasco. Había llegado de muchacho a Talcahuano, donde su padre tenía un comercio. Luego, en el Sudamericano de 1917 disputado en Montevideo, se lo vio ensayarla a Francisco Gatica, otro zaguero chileno. Por ello argentinos y uruguayos le pusieron la chilena. Y así quedó inmortalizada.

En Brasil se la conoce como la bicicleta. Por eso, el 25 de enero último, cuando falleció el fenomenal Leónidas, las crónicas hablaban del "inventor de la bicicleta". En los años 30, tiempos de las hazañas de Leónidas, la bicicleta o la chilena ya tenía varias décadas de inventada. El término perfecto sería pionero. O 'introductor', que significa introducir en un lugar algo que ya se conoce fuera. Pero Leónidas no había salido de Brasil cuando ya hacía la bicicleta, no la había descubierto en otra parte. Además, cuando él la hizo, también era nueva para su público, pues nunca la había visto. Antes no había televisión.

Para los brasileños, Leónidas fue el inventor de la bicicleta, aunque esta en realidad haya sido creada mucho antes. Pero nunca fue tan chalaca como anteanoche, cuando Soto la clavó en el arco de Central.

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