JOAQUÍN ORTIZ RIVAROLA Redacción Online

Su habilidad, desfachatez y esa quimba que es marca registrada de los jugadores aliancistas lo convirtieron con apenas 17 años en el niño mimado de la hinchada blanquiazul. Reimond Manco, quien venía de ser elegido mejor jugador del Campeonato Sudamericano Sub 17 disputado en el 2008 en Ecuador, era el llamado a ser el sucesor de Jefferson Farfán y pasar a integrar la lista de ídolos del club.

Pero ese cariño que la tribuna le regalaba a Manco duró poco más de un año, tal vez por la vehemencia del joven futbolista, tal vez porque los hinchas se sintieron traicionados por quien era considerado el ‘nuevo potrillo’.

Esta historia de encuentros y desencuentros comenzó en febrero del 2008, luego del empate a uno ante Boys en Matute. Al final del partido y luego de una discretísima actuación, Manco ya vendido al PSV de Holanda declaró que su ciclo en Alianza Lima había terminado.

Es claro que uno tiene que cuidar las piernas y acá los rivales, en muchos casos, salen a malograr a los jugadores. Eso me da miedo porque también tengo que ver mi futuro. En este momento me debo a Alianza, pero también al PSV y no quiero tener problemas. Es mejor que juegue otro compañero que se quiera mostrar más porque parece que yo ya cumplí mi ciclo aquí, dijo. Tenía poco más de un año en el plantel principal.

Sus desacertadas declaraciones no cayeron nada bien en la directiva ni en los hinchas del club. Admito que me equivoqué al decir esas cosas, esto es falta de madurez. Fueron declaraciones en caliente porque no hice un buen partido, pero ahora quiero empujar el carro en el mismo sentido que mis compañeros se retractó Manco. Ya era muy tarde. Las pifias y quejas de la tribuna no se hicieron esperar. El ‘feeling’ con la gente –con esos hinchas que lo veían como el próximo ídolo del club- ya estaba roto y nunca más sería el mismo.

EL REGRESO A MATUTE Ya en el 2010, luego de su paso poco feliz por Holanda y buscando retomar un poco de protagonismo, Manco regresó al fútbol peruano y firmó por el Juan Aurich. El destino quiso que el cuadro chiclayano y Alianza Lima integraran el mismo grupo en la Copa Libertadores. El 11 de marzo, Manco regresó a Matute, pero esta vez como rival. Reimond ingresó en el segundo tiempo y fue pifiado cada vez que tocaba la pelota. Al final, se fue de La Victoria derrotado y con la sangre en el ojo.

Su revancha llegaría apenas una semana después. El 10 de marzo, el Aurich recibió a Alianza, también por Copa Libertadores. Fue triunfo chiclayano por 4-2. Manco hizo el tercer gol y lo festejó con rabia. ‘Rei’ justificó su celebración alegando que en el partido jugado en Matute la hinchada blanquiazul no se portó bien con él. “Allá me trataron muy mal, me pifiaron. Yo creo que no fueron justos conmigo y tenía una bronca dentro, así que en ese momento exploté y se dio así”, dijo. Luego, Manco se disculpó por “el gran cariño” que le guardaba a los victorianos.

EL ÚLTIMO ROUND Ayer, en su regreso al fútbol luego de su supuesto secuestro en México y de participar en un ‘reality’ de baile, Manco volvió a enfrentar a Alianza en Matute. Reimond ingresó en el segundo tiempo pero no pudo evitar que su equipo cayera derrotado por 1-0. Al momento de abandonar el terreno de juego, fue pifiado por los hinchas aliancistas apostados en la tribuna oriente y él respondió con gestos obscenos. Fue el más reciente capítulo de una relación de amor y odio entre Manco y la hinchada aliancista. La herida sigue abierta. Y tal vez nunca alcance a cerrar.