HORACIO ZIMMERMANN @Horacon Redacción online

Manco. Ese es el apellido de moda en el fútbol peruano. Sí, otra vez. Reimond ha vuelto a ser tema de debate. Ya no por sus errores, sino por su juego distinguido. Eso es meritorio. Incluso esperanzador. Por un momento olvide sus escándalos y reflexione: ¿No es acaso un jugador que puede darle mucho al fútbol nacional?

Siempre se dijo que era un caso perdido. Incluso aún hay quienes lo creen así. Esta teoría no se puede negar porque Manco nunca fue un santo. Pero noten: la crítica siempre se enfocó en su conducta fuera de las canchas; y nunca en su juego. Su talento es innato y eso nadie puede negarlo. Reimond, además, tiene apenas 22 años. Por lo tanto, es apresurado dictar sentencia y decir que ‘ya fue’.

Un ejemplo. Ronaldinho la rompió en el Barcelona y en la selección brasileña. Después, desapareció. Su gusto por la noche es conocido en todo el mundo. Sin embargo, nunca perdió ese talento que en parte llevó a Brasil a ser campeón mundial en el 2002. Cuando ya nadie sabía de él y se decía que jugaba retirado, apareció brillante en el Atlético Mineiro. De hecho, ha vuelto a la selección de Scolari.

Manco podría tomar esta experiencia como ejemplo para de una vez por todas sentar cabeza. Es un jugador que tranquilamente podría haber sido el suplente natural de Vargas en la selección actual. Reimond, inclusive, es un futbolista que te permite hacer variantes tácticas. Puede jugar por derecha, izquierda, de mediapunta e incluso de 10 y en ninguna posición es menos que en la otra. Pero le falta algo: si ‘europeizara’ su juego (sacrificio para la marca, aplicación para cumplir los movimientos tácticos) y mantuviera su gambeta bien peruana, sería extraordinario.

Así y todo nunca volvió luego del caso del casino en Panamá. Se entiende la excusa de que no ha tenido rendimientos altos y regulares en un fútbol de alto nivel (como Farfán); sin embargo, no se entiende que no haya recibido la ayuda de Markarián. Sobre todo si se tiene en cuenta que otros sí la tuvieron. Hurtado es un ejemplo. Cuando no tenía equipo se le invitó a entrenar en la Videna y luego incluso fue convocado. ¿Por qué cuando Reimond no tenía equipo no se le invitó? No se sabe. Lo que sí queda claro es que el mago no ha medido ambos casos con la misma vara.

Hoy Manco parece haberse reconciliado con el fútbol. “Recuperé la motivación de jugar, de entender cómo se tienen que hacer las cosas para que a uno le vaya bien”, dijo en entrevista con elcomercio.pe. Reimond es titular en su equipo. Hizo lo que quiso con la defensa de Cristal y fue el autor intelectual del triunfo de UTC ante la ‘U’ en el Monumental. En este último con una jugada digna de crack.

Manco ha vuelto al Perú para ser el del 2007. Ha regresado con el objetivo de ser aquel chiquillo de melena larga que se divertía en la cancha y le agradecía al ‘Tío Pacorí’. El transcurrir de los partidos le servirá para consolidar su juego. Cuando eso suceda, merecerá una opción en la selección mayor. Por ahora, al menos merece una chance en la paralela (la que juega hoy con México). Manco es sinónimo de talento, y el talento no se compra. Manco está de vuelta.

¿Crees que Manco merece ser tomado en cuenta por Markarián? ¿Crees que ha cambiado?