Luis Advíncula celebrando su primer gol con la selección peruana de fútbol. (Foto: Agencias)
Luis Advíncula celebrando su primer gol con la selección peruana de fútbol. (Foto: Agencias)
Mario Fernández

No comparto eso de que "los de antes son siempre mejores". Sobre todo no lo comparto en algunos puestos. El arquero, por ejemplo. La evolución física del puesto, sumado a virtudes agregadas como habilidad con los pies para iniciar ataques ponen a los de hoy en mejor situación que los de ayer. Que Neuer me parezca más que Schumacher explica mi punto. 

Con los laterales me pasa algo parecido. Los de hoy son aviones que van de punta a punta. Arrancan como defensores pero se vuelven atacantes. De hecho, un baluarte defensivo de la selección del 81 como Jaime Duarte podría, en mi escalera de méritos, pelearse la condición de mejor con Luis Advincula, el jugador peruano que más ha mejorado en los últimos 8 años. 

Recuerdo cuando un tuitero amigo repetía en redes que Advíncula "no es jugador de fútbol". Lo decía de él y de Christian Ramos. Claro, lo decía porque Lucho había sido devuelto de de tres clubes del exterior y solo era sostenido por Markarián. Parecía una terquedad del entrenador considerarlo nuestro mejor lateral derecho. 

Lo que el tuitero no notaba -y quizá los entrenadores como Markarián sí- es que en 2011 Advincula había sido colocado como lateral por la carencia de variantes y solo unos meses antes había sido delantero. Tras fallar con Guizasola, Carmona, Revoredo y Corzo, el técnico uruguayo recurrió a Lucho como una apuesta para el resto de las Eliminatorias a Brasil 2014. Fue un salto duro y riesgoso, pero ambos, técnico y jugador, lo asumieron. Su proceso de aprendizaje de la posición no lo hizo en menores, sino en el profesionalismo, en la misma selección. Ese espacio de tiempo le costó burlas, chistes,sentencias de tipos crueles que pasan por analistas. Pero no sabia marcar, aprendió. No sabía poner el cuerpo, aprendió. No sabía centrar, aprendió, no sabía controlar sus trepadas, también aprendió. 

Desde aquel Advíncula del ciclo Markarián a este de Gareca hay una evolución irresistible de un tipo que se acomodó a ser defensa y pudo, con respaldo, hacer un Mundial muy parejo y un partido ante Alemania coronado con un golazo. Lo veo preocupado por mejorar y cada día más confiado. Su estilo es brasileño y está cada vez más suelto con Perú. No exagero -y yo vi a Duarte- que Advíncula podría tener sitio en el plantel del 81. Si es titular o suplente, no sé. Pero ya que genere la discusión es una medalla tremenda para él. 

La lección general es que siempre se puede mejorar, y la lección para el tuitero es que no es bueno sentenciar sin ver la historia del jugador. El caso de Advíncula era el de un deportista recién haciéndose a la posición. No merecía semejante descalificación (porque que te digan que no eres lo que ejerces es, en un punto, humillante). Claro, no es lo mismo ser tuitero que analista. Y Advincula sí era jugador de fútbol. Hoy uno muy bueno.

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