Adrenalina, tenis sublime, agotamiento mental, dolores físicos y éxito, mucho éxito: la relación de Rafael Nadal y Roland Garros no tiene comparación con la de ningún otro jugador en la historia, y nadie mejor que el propio español para desmenuzar, año a año, su paso por el Abierto de Francia en el que debutaron hoy con buena fortuna Roger Federer, Serena Williams y Ana Ivanovic.

El suizo venció por 6-2, 6-2 y 6-3 al español Pablo Carreño-Busta. Serena derrotó por 6-0, 6-1 a Anna Tatishvili de Georgia, y la Ivanovic se deshizo de la croata Petra Martic por 6-1, 3-6 y 6-3.

Antes de viajar a París, Nadal fue entrevistado por dpa y respondió “más o menos” cuando se le preguntó si recuerda con precisión los resultados de cada una de las finales que jugó. Pero enseguida está claro que no necesita ningún tipo de ayuda, porque tiene grabados en la mente los detalles más importantes desde 2005, el año del primero de sus siete títulos.

A Nadal le sucedieron muchas cosas en Roland Garros: allí ganó como teenager en 2005 el primero de sus 11 títulos de Grand Slam, allí arrasó en 2008 en una final a Roger Federer como nunca jamás volvería a sucederle al suizo, allí tropezó inesperadamente en 2009, un año en el que la separación de sus padres torturó su mente y su tenis. Y allí batió a Novak Djokovic en una final, la de 2012, que cortó una racha negra frente al serbio.

El español buscará a partir de mañana su octavo trofeo en el Bois de Boulogne, donde lleva 52 triunfos y sólo una derrota. Cuando ganó el primer título tenía 19 años, si logra el octavo tendrá 27. Nadie ganó siete veces Roland Garros, y mucho menos ocho. Estos son los recuerdos de Nadal de sus años en París:

2005 (19 años), primer título con una victoria de 6-7 (6-8), 6-3, 6-1 y 7-5 sobre el argentino Mariano Puerta, 37 del ranking mundial, en la final: Fue emocionante. No creo que jugase a mi mejor nivel, pero fue emocionante. Sentía que podía correr tres días seguidos, sólo de la adrenalina que llevaba dentro.

2006 (20 años), segundo título con una victoria de 1-6, 6-1, 6-4 y 7-6 (7-4) sobre el suizo Roger Federer, número uno del mundo, en la final: Fue también muy emocionante, porque venía de la que quizás fue la lesión más complicada que haya tenido en toda mi carrera, la lesión en el pie. No sabía si podría volver a jugar al tenis. Volver a ganar ahí fue algo increíble.

2007 (21 años), tercer título con una victoria de 6-3, 4-6, 6-3 y 6-4 sobre Federer, número uno del mundo, en la final: La verdad que es la final de la que tengo menos recuerdos de todas.

2008 (22 años), cuarto título con una victoria de 6-1, 6-3 y 6-0 sobre Federer, número uno del mundo, en la final: Es el mejor tenis que haya jugado prácticamente nunca en tierra.

2009 (23 años), derrota en octavos de final por 6-2, 6-7 (2-7), 6-4 y 7-6 (7-2) ante el sueco Robin Soderling, 25 del ranking mundial: Venía de un año complicado, estaba mal de las rodillas, no estaba jugando al mejor nivel, los problemas en las rodillas me iban haciendo bajar el nivel. Con todo lo que había pasado no estaba preparado ni tenística ni mentalmente como para poder competir. Me encontré con un jugador que jugó muy bien y me ganó limpiamente. Mereció ganar el partido mucho más que yo.

2010 (24 años), quinto título con una victoria de 6-4, 6-2 y 6-4 sobre Soderling, séptimo del ranking mundial, en la final: Después de un 2009 que fue un año realmente complicado, difícil por todo lo que pasó, 2010 era el año, el año para volver a ganar. Al conseguirlo sentí no alivio, pero sí una sensación de felicidad muy grande.

2011 (25 años), sexto título con una victoria de 7-5, 7-6 (7-3), 5-7 y 6-1 sobre Federer, tercero del ranking mundial, en la final: Estaba siendo un año difícil. Había perdido muchas finales, pero las había perdido con Djokovic, no con Federer. Quizás es junto con el de 2009 el Roland Garros más complicado que jugué.

2012 (26 años), séptimo título con una victoria de 6-4, 6-3, 2-6 y 7-5 sobre Djokovic, número uno del mundo, en la final: En 2012 estaba jugando muy bien. Gané todos los partidos creo que sin perder un set hasta la final, ¿no? La final iba por muy, muy buen camino y se complicó mucho con la lluvia. Después de haber perdido tres finales de Grand Slam seguidas contra Djokovic, era un partido que realmente me llenaba.