"78 segundos", por Jerónimo Pimentel [OPINIÓN]
"78 segundos", por Jerónimo Pimentel [OPINIÓN]
Jerónimo Pimentel

Todos los ingredientes están en la mesa: buen marco, grandes protagonistas, día estelar y recompensa. El contraste de estilos, entre un pegador probado y un estilista invicto, avizoraba una noche larga de discusión profunda: para puntuar los rounds, para evaluar la efectividad de las respectivas técnicas, para conocer cuál es el lugar en el mundo del púgil peruano. Cierta expectativa alcanzó la atención incluso de la prensa escrita, tan renuente a cualquier deporte que no sea el fútbol, y a las redes sociales, donde los aficionados consiguieron un ‘trending topic’. Y bueno, la fi esta duró 78 segundos. Una fiesta triste. El boxeo es el deporte más cruel.

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‘Mina’ Zambrano fue noqueado apenas pasado el minuto por el dominicano Marrero. Al espectador televisivo, apenas sentado, le invadió una decepción histórica, aquella que suele invadir a los peruanos en las grandes jornadas. ¿Análisis? Casi nada. Quizás decir que hubo dos boxeadores, uno plantado y otro nervioso; uno sobrón y otro en busca de una distancia con el jab que nunca alcanzó; uno con los brazos arriba y el otro golpeando la lona bañado en lágrimas. ¿Explicaciones? Pocas. ¿Qué se puede objetar a un golpe corto y seco, la conclusión de un ortodoxo 1-2 que aterriza en un hombre que se dirige a él? ¿Pudo pararse? Los que no recibimos la brutal combinación creemos que sí, pero como es evidente eso es absolutamente irrelevante para quien ha sido derribado. ¿Faltó entrenamiento? Faltó, más bien, rodaje: más de 20 meses sin combatir es poco ritmo para un boxeador profesional que busca defender su título interino en Las Vegas. ¿Qué más se puede agregar? Algunas reflexiones amargas sobre nuestro sistema deportivo, en tanto Zambrano era, probablemente, el producto más acabado de nuestro boxeo. No mucho más.

Con el perdón del pesimismo, se puede sostener que cada generación de amantes del box tiene su ración de decepción propia. Ese no es tanto el problema, sino que la derrota no genere un aprendizaje que, luego, repercuta en un crecimiento, en un avance, en un progreso. La máxima sentencia que quien gana, celebra; y quien pierde, aprende. Sería ideal que Zambrano abrace el aforismo y lo haga suyo, pues hay muchas lecciones detrás de esta primera caída. Para empezar, pone en cuestión su capacidad de asimilación e invita a repensar su preparación y estrategia. Luego, hay aspectos positivos dentro de la desgracia: ‘Mina’ no ha sufrido un castigo sostenido y, luego de analizar su condición, debería utilizar el respaldo del equipo Mayweather para planificar un calendario de peleas. El chinchano tiene 32 años y debe aprovechar los próximos dos para conocer su verdadero nivel, algo que a estas alturas es una incógnita. Pero para ello, debe dar un paso previo, la prueba que distingue a los verdaderos campeones: saber levantarse, saber insistir.

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