DANIEL SAN ROMÁN @dasanroman

No pregunten en qué fallamos porque no hay nada. No fue la afición, no fue la seguridad, ni los caminos. En la carrera los trazados peruanos cumplieron de gran forma, y si hoy el Perú no es parte del Dakar 2014 es porque en este negocio (rentable) de ASO los intereses económicos también juegan un rol importante.

En la previa a la final de la última edición en Santiago se daba por descontado que los trazados chilenos no serían parte del recorrido 2014. Sin embargo, a la hora de las negociaciones, según afirman los medios sureños, Chile puso 6 millones de dólares para hacerse con la llegada del raid. Con ese final que en teoría estaba destinado al Perú. Que teníamos en bolsa.

El ingreso de Bolivia se comentó desde enero. El país antiplánico, consciente del impacto económico, decidió invertir 4 millones de dólares para hacerse con algunas etapas del raid. Por eso cuando Francisco Boza, jefe del IPD, afirma que el Dakar no viene al país por un tema empresarial es en gran medida porque simplemente en esta negociación, aparentemente, confiamos más en las características de nuestros caminos que en las negociaciones. Esas que han sabido hacer con éxito Chile y Bolivia.

Francisco Boza indica, además, que esta decisión de ASO también es producto que la prueba siempre está en búsqueda de nuevas rutas para promocionar la competencia. Este argumento no basta para sacarnos dado que, con la inclusión de Bolivia, ya se alteraba la ruta obligando a que la carrera pase por Puno. Para “cambiar el recorrido” no era necesario excluir a Perú sino bastaba con agregar a Bolivia.

Hace unos días Carlos Canales, presidente de la Cámara Nacional de Turismo (CANATUR), declaró que el Dakar no generó mayores impactos en el turismo receptivo y solamente impulsó el interno. “No me quita el sueño que no se haga el Dakar en el Perú. Creo que la inversión que hace el Estado peruano es importante y lo que tenemos que hacer ahora es una auditoria para establecer el costo-beneficio de esa inversión versus el nivel de visibilidad que tiene el Perú turísticamente ante el mundo”, admitió.

En este sentido el país se estaría tomando estos meses para evaluar cuánto convino el Dakar. Paquidérmicos pasos para una decisión que depende más de muñeca. ¿Acaso hay alguien que en las sumas y restas puede dudar que tener el Dakar fue un buen negocio? Curiosa duda cuando el mismo Canatur, en su momento, estimó que la prueba generaría un impacto por US$600 millones en la actividad económica nacional.

Boza afirma que el Perú es parte de un proyecto a largo plazo para el Dakar y que en el 2015 la prueba debería regresar a nuestro territorio. Curiosas palabras para personas que hace unos meses decían que en el 2014 éramos parte de la fiesta sí o sí. Hoy no tenemos ni siquiera una etapa. Ni un tramo entre Bolivia y Chile.

Ahora nos toca, si queremos, pensar cómo recuperar el raid. Apoyar a las tripulaciones peruanas que irán a competir esta edición (para que la presencia peruana siga), hacer las evaluaciones burocráticas que el Canatur indica aún están pendiente sobre cuánto ayudó el Dakar. Hacer un Dakar Series impecable que deje en evidencia que estamos en condiciones de recibir la prueba y cerrar lo antes posible nuestra presencia en el 2015. Nos ganaron por puesta de mano y ahora lo que nos queda es aprender de nuestros errores.