Da saltos como si fuera una colegiala, con el vuelo de su falda rosa al aire, y con las uñas pintadas de varios colores. Su rostro refleja la ilusión de una primera vez, de una campeona ante lo desconocido, pero no. Aunque Serena Williams guarda una niña en su interior, tiene ya 31 años y 17 Grand Slam a sus espaldas.

Su celebración- después de conquistar el Abierto de Estados Unidos- por quinta vez es el reflejo de que la número uno tiene la ambición intacta. Incluso 14 años después de ganar su primer grande, en la misma cancha, la Arthur Ashe. En aquel setiembre de 1999 llevaba trenzas en el pelo y tenía más inocencia.

Ahora es diferente, porque antes ganabas el tercero o el cuarto (Grand Slam). Ahora es el décimo sexto o el décimo séptimo. Tiene más peso en la historia. Son sensaciones diferentes, dijo Williams después de vencer a la bielorrusa Victoria Azarenka por 7-5, 6-7 (6-8) y 6-1.

Dentro de poco tendré 32 años y lo acepto. Creo que es increíble. Hay un nuevo nivel en el deporte. La tecnología y las cosas son diferentes. Puedes seguir jugando muchos años y ser exitosa muchos años. He ganado este torneo en tres décadas diferentes, en los 90, los 2000 y ahora. Solo lo puedes hacer si eres joven y mayor.

Williams, con 31 años y 348 días, es la tercera tenista de la historia de más edad en ganar un Grand Slam. Es una mujer experimentada en el circuito, testigo de varias generaciones de tenistas y una persona con una personalidad arrolladora y mucho amor propio.

Fue increíble ganar con 17 años. Nunca pensé que pudiera perder aquel año. No sé por qué razón, pero sabía que iba a ganarlo, recordó la número uno del mundo su victoria sobre la suiza Martina Hingis en la final del US Open 1999.

LA MÁS RICA DEL CIRCUITO Por dentro sigue siendo la misma, pero por fuera ya no lleva esas llamativas trenzas blancas. La estadounidense practica un tenis diferente, pese a que somete igualmente a todo tipo de rivales. Me vi en videos. Iba a la red ¿Yo? Tenía voleas. Y lo miraba y pensaba ¿yo, voleas?, sonrió. Ambas somos luchadoras, no nos damos por vencidas.

Williams saltó a la fama con 17 años y las cámaras nunca dejaron de perseguirla desde entonces. Ni cuando desapareció del ránking víctima de un embolia en 2011. Es la mejor jugadora —55 títulos—, la más carismática —casi cuatro millones de seguidores en Twitter— y la más rica porque con su victoria en Nueva York superó los 50 millones de dólares en premios.

No juego al tenis por dinero. Sinceramente, me encanta jugar. Amo los Grand Slam () Cuando empecé solo pensaba en ganar. Quería hacer lo mismo que Venus. Quería ganar, quería más, quería más, dijo tras su triunfo ante Azarenka.

La bielorrusa terminó rendida de nuevo ante la potencia de la estadounidense: En una palabra. Es una campeona. Y sabe cómo repetirlo. Está jugando ahora su mejor tenis, aseguró la segunda del ránking mundial.

Williams, que apareció en el puesto 56 de la lista de las 100 personalidades 2013 en la revista Forbes, ganó el Laureus a la mejor deportista tres veces, en 2002, 2009 y 2010. Los suyos son muchos años dedicados al entrenamiento y al trabajo duro, pero ella lo ve con matices.

No lo veo como un sacrificio, sino como una oportunidad para hacerlo lo mejor posible, dijo la estadounidense que comenzó a jugar al tenis con cinco años en unas canchas públicas de Compton, en el estado de California.

Ahora, 27 años después está en su mejor momento: La edad para mí es Me siento bien. Nunca me he sentido mejor. Me siento en forma, puedo jugar torneos como este en singles y dobles con calendarios complicados. No sé lo que me hace especial. Me considero una persona más. Solo juego al tenis.