Paolo  Guerrero usó sus redes sociales para enviar un emotivo mensaje a la selección peruana Sub 20, la cual viene disputando el Sudamericano en Chile (Foto: agencias)
Paolo Guerrero usó sus redes sociales para enviar un emotivo mensaje a la selección peruana Sub 20, la cual viene disputando el Sudamericano en Chile (Foto: agencias)
Guillermo Oshiro Uchima

El próximo martes, en Porto Alegre, iniciará un nuevo capítulo de su prolífica pero zigzagueante carrera. Ahora le tocará interpretar el papel de renacido con 35 años para demostrar que la jubilación no es para él una opción a corto plazo. Tanto la FIFA como la Agencia Mundial Antidopaje le informaron ayer al Internacional que el atacante está habilitado desde esa fecha para entrenar con su plantel profesional, y exactamente dos meses después, el 5 de abril, ya podrá volver a pisar una cancha en un partido oficial. La noticia acelera también los latidos del hincha peruano.

Hace un par de semanas, Juan Carlos Oblitas, en sintonía con el aficionado, confesó que Paolo sigue en el radar de Ricardo Gareca, lo que remarca la importancia del capitán ausente porque la selección demostró no estar todavía capacitada para jugar sin él, se acostumbró a que Guerrero sea su centro de gravedad en el ataque. Cambiar ese mecanismo no es tan sencillo cuando todo gira alrededor de una pieza, la más importante del engranaje. La metamorfosis con Raúl Ruidíaz no tuvo un efecto positivo, y no por culpa del delantero del Seattle, sino porque el equipo lo obligó a jugar de Paolo cuando él tiene otras características y necesita espacios para no ir al choque con los defensas rivales.

El problema fue que la configuración virtuosa de la selección que nos llevó a Rusia 2018 funcionó como reloj y es muy difícil modificar esos automatismos. Lo más sencillo es encontrar a un ‘9’ que sea un clon de Guerrero, o al menos con virtudes similares. Y en nuestro horizonte no vemos uno que pueda hacer de él. El recambio generacional en este puesto clave tardará mucho más que en otras zonas del campo donde van apareciendo nuevas opciones. Es necesario que en su ausencia se generen otras alternativas, cambiar la impronta habitual para favorecer la inserción de otros atacantes.

Es imperativo que para los amistosos de marzo ante Paraguay y El Salvador se amplíen las variantes. A Ruidíaz habrá que sumarle competidores con distinta fisonomía, más parecidas quizá al juego de Guerrero. Lanzar nombres con los jugadores del torneo local recién entrando en calor sería demasiado aventurado. Afuera, en el extranjero, alternativas tampoco sobran y los dos atacantes de la Sub 20 –Sebastián Gonzales y Christopher Olivares– confirmaron en Chile que todavía deben proseguir con el proceso de maduración en sus clubes.

Recuperar el tiempo perdido durante su peregrinación bajo las sombras no será sencillo después de casi diez meses. Sin embargo, para llegar al Mundial Paolo debió pasar por una situación similar y su actuación en Rusia se selló con un gol. Ahora, con la Copa América a cuatro meses y medio, nadie pone en duda que la presencia del capitán en su torneo fetiche –fue dos veces goleador y también dos veces medalla de bronce– se da por descontada. El papel de renacido ya lo interpretó en la Copa del Mundo. Ahora le toca mejorar ese rol para prolongar su romance perfecto con la Blanquirroja.

El 5 de abril será una fecha para festejar. Resáltelo en su calendario. Será la vuelta esperada del Guerrero.

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