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Wimbledon: Muguruza, la bella española que no pudo ante Serena - 8

La española perdió hoy la final del torneo de tenis de Wimbledon, pero se ganó el respeto de aficionados, jugadoras y del público en el All England.

Hace once días pocos sabían quién era la espigada figura que volvía de la pista 15 por el pasillo de St. Mary tras debutar con éxito ante la estadounidense Varvara Lepchenko. Hoy, 14.979 personas la ovacionaron de pie mientras la española lagrimeaba en la catedral del tenis luego de caer en la final ante la número uno, Serena Williams.

"Me ha hecho sentir especial al ver tanta gente aplaudiendo por mí y no pude parar de llorar", dijo Muguruza, de 21 años.

El público comenzó a preguntar quién era esa brava jugadora que desparramaba a la alemana Angelique Kerber, décima favorita, por la pista número dos. Muguruza superaba la barrera de los octavos de final y recién estaba a mitad de camino en su viaje a la final.

A fuerza de derechas planas y potentes y una sólida devolución, la tenista nacida en Caracas se fue ganando el cariño de los espectadores ingleses, que se preguntaban cómo pronunciar su nombre correctamente. De hecho, el tablero electrónico siempre la presentó como "Garbine", sin la "ñ", inclusive en la gran final ante Williams.

Su presencia también despertó curiosidad entre los medios internacionales. Tras eliminar a la número cinco, Caroline Wozniaki, Muguruza dio su primera conferencia en la sala principal.

"¿Qué cosas haces fuera de la pista, te gusta la música, quiénes son tus referentes en el tenis?", preguntaban los periodistas de todo el mundo, a quienes la española también conquistó con su sonrisa fresca y respuestas espontáneas.

"Soy de hacer postres dulces, he probado otras cosas pero he sido un desastre. Soy de ver películas, siempre escucho música; llevo los altavoces en el bolso, escucho de todo. Opera, reggae, reggaeton...", contaba la tenista nacida en Caracas en la previa a la final.

Ni los pedidos de autógrafos y selfies ni la rueda de prensa posterior a su caída ante Williams la quitaron de su postura, siempre relajada y sonriente.

Durante su estadía en Londres, Muguruza se aferró a su equipo de trabajo: su entrenador, Alejo Mancisidor, quien la acompaña desde que la española ingresó en la Academia de tenis de Sergi Bruguera a los seis años, su fisioterapeuta Ignasi de la Rosa y sus asesores de comunicación.

Juntos han convivido estas dos semanas en una casa en el barrio de Wimbledon y han pasado el tiempo entre películas, pasatiempos y cocina. Apenas se permitieron salir a cenar dos veces al restaurante español Cambio de Tercio, en el barrio de Fulham (oeste de Londres).

La tranquilidad que le transfirió Mancisidor para que Muguruza no sintiera presión ha sido clave. "Nos vemos contenidos para no festejar y transmitirle a ella nuestra alegría", decía su entrenador en la previa a la final.

Pese al pedido de su familia, la finalista no quiso que viniera nadie de su entorno a Wimbledon a verla jugar "para no cambiar nada".

Hija de José Antonio, un empresario vasco que atiende negocios en Venezuela, y Scarlet, ama de casa venezolana que reside en Barcelona, Muguruza dejó Venezuela de niña y este año tuvo que elegir a qué nación representar en la Fed Cup. La decisión, meditada durante meses, terminó en favor de España.

"Al final, tenemos la suerte de que se decidió por nosotros", dijo Conchita Martínez, capitana del equipo.

Hoy, en tono diplomático, contó: "Me hace sentir bien que tanta gente me apoye en España. Y en Venezuela también, claro".

Eléctrica, perseverante, ambiciosa, llamada a hacer cosas grandes en el tenis, Muguruza ha afrontado el torneo de su vida con el aplomo de una verdadera experimentada. "Nunca se rindió, vino a ganar y no sólo a jugar una final. Eso dice mucho de ella y su futuro", elogió la campeona a la española de 21 años.

Pese a que su nombre quedó en boca de todos en el All England, pese a que dejó su huella en el estadio de tenis más emblemático del mundo, pese al desborde de pedidos de entrevista y las ofertas de nuevos contratos, Garbiñe Muguruza no pierde la cabeza.

"Han sido dos semanas de muchas emociones, pero estoy muy feliz", dijo. "No creo que tenga más responsabilidades de ahora en adelante. Intentaré mantenerme sana y seguir luchando".

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