(Foto: Epiroc)
(Foto: Epiroc)
Juan  Saldarriaga

En entrevista con Día1, Ángel Tobar, gerente general de Epiroc Perú, aconseja no perder de vista que la jefatura es solo una posición en un organigrama, pero el liderazgo se gana día a día.

¿Qué aspectos de su personalidad considera que han influido positivamente en su carrera?
En la vida tengo dos grandes aficiones: la práctica del buceo y el viajar, las cuales, además de aportarme grandes satisfacciones en el terreno personal, me han brindado valiosas herramientas en mi faceta profesional. A través del buceo he desarrollado capacidades como el autoconocimiento y he ejercitado habilidades en el proceso de toma de decisiones y la gestión del riesgo. Mi gusto por los viajes me ha permitido potenciar mi interés por conocer nuevas personas, culturas y formas de hacer las cosas, así como desarrollar una visión amplia y flexible, que considere opciones no siempre evidentes a primera vista.

¿Cuáles, por el contrario, cree que son los rasgos de su personalidad que no le han sumado?
Durante un largo período, mi carrera ha estado asociada al desarrollo de negocios y a la estrategia comercial, aprovechando mi facilidad para desenvolverme en negociaciones directas o con grupos pequeños altamente especializados. Por el contrario, reconozco mis limitaciones en situaciones de comunicación masiva, ante las cuales no me siento del todo cómodo. Desde el puesto que ocupo actualmente, tengo que dirigirme en numerosas ocasiones a audiencias más grandes, y ese rasgo de mi personalidad no es, precisamente, el que más suma.

¿Cuál ha sido la principal dificultad que ha afrontado?
Recuerdo, especialmente, que en los años 90 la compañía para la que trabajaba me encargó abrir, partiendo prácticamente de cero, un nuevo mercado en el norte de África, concretamente, el de Marruecos y Mauritania. Este era un espacio donde no teníamos presencia, y necesitábamos darnos a conocer. Recuerdo las dificultades para gestionar los desplazamientos, las limitaciones en las comunicaciones y la adaptación a la cultura y costumbres locales, muy diferentes a lo que había conocido hasta entonces. Esta experiencia fue todo un reto que, como compañía, cumplimos con éxito, pero que precisó de mucho trabajo, esfuerzo e iniciativa.

¿Qué cosa no se debe olvidar nunca cuando se llega a ser jefe? 
Algo que no se debe olvidar nunca es la gran diferencia existente entre ser jefe y ser líder. La jefatura es una posición en un organigrama que alguien ha decidido otorgarle a uno, basada, en general, en un buen desempeño, en una trayectoria sólida y en el logro de los objetivos propuestos. Sin embargo, el liderazgo se debe ganar día a día, con el respeto de colegas, pares, jefes, colaboradores, clientes y, sobre todo, de aquellos que no siempre estuvieron de acuerdo con uno.

¿Hubo algún error que recuerde a lo largo de su carrera? ¿Cuál fue?
Un error que cometí en mis inicios fue no advertir las peculiaridades que tiene cada mercado, donde la cultura, creencias y costumbres ejercen una fuerte influencia en las formas de hacer negocios. Esta experiencia me demostró la importancia de conocer a profundidad el mercado y a nuestros clientes para ofrecer un servicio a la medida de sus necesidades.

¿Cuál es su principal reto actualmente dentro de la compañía?
Siendo Epiroc una nueva marca en el sector de la minería, el gran reto es posicionarla como el socio que la minería del futuro necesita, con un enfoque totalmente orientado a brindar soluciones completas para nuestros clientes. Es misión de cada gerente de Epiroc alrededor del mundo, desarrollar el equipo pero sin descuidar la excelencia en los procesos, e incentivar la innovación dentro de cada cosa que hacemos. En definitiva, crecer y ayudar a crecer a nuestros clientes bajo el lema: “Unidos en performance, inspirados por innovación”.

Contenido sugerido

Contenido GEC