Dólar
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El fortalecimiento del a escala global ha depreciado a las monedas de las economías de mercados emergentes. En México, el peso se depreció en 9,1% desde mediados de abril hasta el cierre de ayer. En similar periodo, la depreciación en Chile fue de 6%, en Colombia 5,4%, en Brasil 7,1% y en Perú 1,6%.

Si bien comparar estas depreciaciones con las crisis de México de 1982 y Asia de 1997 son alarmistas y exageradas, para Fitch Ratings “confiar en que los fundamentales macroeconómicos y crediticios de los mercados emergentes apoyarán la visión de que esta vez será diferente también está fuera de lugar”.

James McCormack, director del área de Riesgo Soberano de la agencia, sostuvo que de continuar la tendencia de apreciación de la divisa, las perspectivas de las calificaciones de riesgo de las economías emergentes como la nuestra se tornaría menos positiva.

“El dólar estadounidense, por sí solo, sigue siendo la consideración más importante para las finanzas de los mercados emergentes”, dijo McCormack.

IMPACTO
Según McCormack, cuatro razones podrían explicar la relación que hay entre el alza del billete verde y el eventual deterioro de las finanzas públicas de los emergentes.

La primera razón por la que la subida del dólar es negativa para estas economías está relacionada con el encarecimiento que experimentaría su deuda externa. Pues un dólar más alto implicaría un mayor desembolso en términos de la moneda local.

“Adquirir deuda en moneda extranjera es casi un fenómeno totalmente de las economías emergentes, por el poco desarrollo de los mercados de capital locales”, afirmó McCormack.

“Estas condiciones son evidentes en Argentina y en Turquía, ambos han estado en la mira de la turbulencia reciente en los mercados de capital”, agregó.

El segundo factor mencionado por McCormack es la relación inversa que existe entre el dólar y la cotización de los ‘commodities’. Mientras el dólar mantenga su papel global para asignar precios, será clave en la valoración de las mercancías que se vende a nivel internacional.

Esto es importante, porque buena parte de los ingresos fiscales de las economías emergentes depende de los buenos precios de las materias primas.

Por ejemplo, en el Perú, en el primer trimestre del año, los ingresos del Gobierno general se incrementaron en 6,2% en términos reales, entre otras causas, por la subida de la cotización del cobre, según el MEF. No obstante, el precio del metal rojo ha estado cayendo en línea con el alza del dólar.

El tercer factor tiene que ver con el impacto ambiguo que tiene la apreciación del dólar en el crecimiento económico. Esto, porque un dólar más alto abarata las exportaciones de los países con monedas más débiles, lo que estimula el intercambio comercial de estos y les genera crecimiento a corto plazo.

Sin embargo, el debilitamiento de la moneda afecta a la inversión, que es el principal motor de crecimiento en el mediano plazo.

“El impacto general en el crecimiento económico dependerá de si el efecto de la depreciación de las monedas locales es más grande en el intercambio comercial neto o en la inversión, y el lapso considerado”, comentó McCormack.

Por último, el cuarto factor está relacionado con el impacto que genera sobre las reservas internacionales. A pesar de que muchos bancos centrales de los mercados emergentes se han suscrito a las políticas de tipo de cambio flotante, intervienen en el mercado cambiario, argumentando que es “solo para suavizar las fluctuaciones del mercado”.

Esto hace que los bancos se desprendan de sus reservas para evitar la volatilidad.

“Un dólar fortalecido golpea dos veces los balances de los mercados emergentes, debido a la combinación de la reducción de los activos externos con el aumento del valor en moneda local de los pasivos en dólares”, concluyó el especialista.

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