AUGUSTO TOWNSEND KLINGE Editor central de Economía Negocios

Como estaba previsto, la crisis estadounidense acaparó la atención del Fondo Monetario Internacional (FMI) en la presentación, hoy martes por la mañana, de su reporte global de proyecciones económicas (World Economic Outlook).

Antes de recibir preguntas sobre el particular, fue el mismo Olivier Blanchard, economista principal del FMI, quien transmitió su preocupación no tanto por el cierre parcial (shutdown) del gobierno federal estadounidense, sino por la incapacidad de su Congreso para subir el techo de la deuda y así evitar que la primera economía del mundo incumpla sus obligaciones financieras.

En opinión de Blanchard, si bien el shutdown tendrá consecuencias económicas limitadas, un fracaso prolongado en subir el techo de la deuda descarrilara la recuperación económica de EE.UU.

Vemos esto como un riesgo remoto, pero si fuera a ocurrir, tendría consecuencias terribles, afirmó el economista principal del FMI.

EMERGENTES A LA BAJA Fuera de lo anterior, quizá el mensaje principal en la presentación del World Economic Outlook fue el reconocimiento por parte del FMI de que las economías emergentes están creciendo menos de lo que habían pronosticado en julio. La nueva previsión del Fondo para ellas es de 4,5% para este año y 5,1% para el próximo, lo que significa reajustes a la baja de 0,5 y 0,4, respectivamente.

“Los mercados emergentes están enfrentando el desafío de un crecimiento que se detiene mientras se endurecen a la vez las condiciones financieras, advirtió Blanchard.

“El menor crecimiento no puede evitarse, pero las reformas estructurales ayudaran a contrarrestarlo, agregó.

NUEVA TRANSICIÓN “La economía global ha entrado, una vez más, en una nueva época de transición, dijo Blanchard. Los legados de la crisis todavía están muy presentes [], el endeudamiento sigue muy alto, al igual que el desempleo y se está viendo un poco de fatiga resultante de los ajustes, explicó.

Esta será, pues, una época de menor crecimiento en los mercados emergentes, aunque en términos relativos seguirá siendo altos. En el núcleo europeo, pese a que el escenario de política sigue igual, se aprecia una mejora en la confianza empresarial, lo que podría convertirse en una profecía autocumplida. La periferia europea, sin embargo, sigue muy frágil.

De resolverse el impasse del techo de la deuda en EEUU, es previsible que su reactivación se fortalezca, en cuyo caso habrá que empezar a planear el retiro de los estímulos monetarios (quantitative easing), pero no hacerlo de inmediato.

Finalmente, en China la moderación del crecimiento en torno al 7% es un reflejo de que ha caído la inversión, pero no necesariamente de que ha subido el consumo. La potencia asiática todavía tiene un gran reto por delante para balancear su economía hacia esto último.