(Foto: El Comercio)
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¿La actual visión estratégica empresarial y los factores que determinan su decisión de están en línea con una salida sostenible a favor de la recuperación de la actividad económica? Algunas breves ideas a modo de sana reflexión:

Primero, un empresario del siglo XXI debe estar convencido de que su mercado es el mundo. Una estrategia de negocio circunscrita a desarrollar y ganar participación, exclusivamente, en el mercado interno, es propia de una mentalidad y visión poco lúcida. El Perú únicamente representa el 0,3% del mercado mundial, no podemos dejar de aprovechar el reto de atacar el 99,7% más allá de nuestras fronteras.

En economías como las de Alemania, Canadá, China, Corea del Sur, Singapur o Suiza, un empresario sabe que su mercado trasciende su economía. Su mercado y objeto de negocio es el mundo. Esta es la mentalidad sobre la que hoy se construye el éxito. Un empresario que no exporta productos, servicios o tecnología nunca trascenderá.

Segundo, debe tenerse siempre en claro que el mejor momento para invertir se da cuando pasamos de la fase de la desaceleración del ciclo económico a la de recuperación. Eso es lo que justamente experimenta el Perú hoy. La decisión estratégica de las empresas no debe confundir las condiciones de un mercado en desaceleración, con aquellas propias de nuestro mercado donde en el mediano plazo apuntan a una tasa de crecimiento de alrededor del 4% y, si los precios de los metales ayudan, a una tasa aun mayor.

Al concluir este año, tocaremos el piso de crecimiento con alrededor de 2,6% y el próximo año todos coinciden en una tasa cercana al 4%. Entonces, aceptamos que nos alejamos de la desaceleración e iniciamos la fase de la recuperación económica. Es el momento de invertir. Muchas veces lo mejor es invertir saliendo de la fase de desaceleración, como ahora, pues ello nos acerca a la maduración de un emprendimiento justo cuando el ciclo marca la fase del crecimiento pleno.

Tercero, la tecnología es más que crucial, hoy no se pueden tomar decisiones estratégicas en la empresa dejando de lado este elemento. Desarrollar estrategias de optimización en la administración de gastos, poner a punto la inversión en capital, motivar eficiencia sin explorar los beneficios que generan alternativas como ‘blockchain’ podrían resultar seriamente contraproducentes. Hoy en día, con ‘blockchain’, las empresas pueden resolver problemas de conciliación, seguridad operativa y gobernanza a más bajos costos que lo que nos permiten los procesos convencionales. Economías como la estadounidense no descansan ampliando su uso.

¿Cuántas empresas en el Perú conocen de este tipo de alternativas tecnológicas? Si en nuestro país los recursos orientados a la innovación y desarrollo solo comprometen el 0,15% del PBI (en contraste con el 4,3% de Corea o el 3,2% de Finlandia). Con eso no alcanzamos a la asignación de insumos necesarios para despegar más allá de la coyuntura.

En resumen, si la visión estratégica de la empresa ligada a la inversión no se asocia al mercado externo, a la fase adecuada del ciclo económico para ejecutarla y a una cuota sustancial de apuesta por nuevas tecnologías, entonces la posibilidad de éxito se diluye. No puede haber éxito macroeconómico sin éxito empresarial que lo acompañe y sostenga.

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