El Día del Servidor Público es un día para reflexionar.
El Día del Servidor Público es un día para reflexionar.
Caroline Gibu

El 29 de mayo es el Día del Servidor Público, y me atrevo a escribir este artículo contracorriente pues me imagino el inmediato troleo y ceños fruncidos de quienes piensan que no hay nada que conmemorar, que el Estado está plagado de personas insensibles, deshonestas, burocráticas, incapaces de innovar o de sumar, y solo generan obstáculos a los ciudadanos y las empresas. Y encima, con salarios pagados con nuestros impuestos.

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Seamos honestos. Nuestro sector público no es perfecto, en muchas instituciones públicas la falta de protocolos, la poca digitalización e interoperabilidad, la escasa formación en competencias y ausencia de meritocracia, deja campo libre a la ineficacia y la corrupción.

Según estadísticas de INEI, al 2017 en el sector público laboraban alrededor de 1,4 millones de personas que representan el 8,6% de la población económicamente activa ocupada y el 17,6% de la población asalariada del país.

Sería mezquino incluirlas a todas en el mismo saco de la corrupción porque, contrario a lo que muchos piensan, sí hay mujeres y hombres en el sector público que han asumido el compromiso de mejorar la calidad de vida de las personas, en condiciones adversas y con presupuestos escasos, que implementan políticas públicas orientadas al ciudadano en escenarios complejos, haciendo trabajos difíciles de explicar, y a pesar de la polarización política y poco consenso.

Los escépticos me pedirán nombres y evidencias. Lo cierto es que no puedo nombrarlos a todos y no han sido siempre los mismos, pero en 18 años han logrado una economía estable, reducir la pobreza monetaria de 54,8% a 20,5%, ampliado el acceso a los servicios públicos a un número cada vez mayor de la población, implementado mecanismos para reducir la opacidad, la desigualdad y la discriminación, y combatir la violencia, por solo mencionar algunos méritos.

Y entonces, ¿qué nos falta?

De acuerdo con el Foro Económico Mundial, los países con mejor desempeño del sector público alcanzan mayores niveles de desarrollo humano.

Para que ello ocurra en el Perú, se debe potenciar la reforma del servicio civil en todas las entidades del Estado, así como impulsar una reforma política que nos permita contar con autoridades y representantes íntegros, democráticamente elegidos, que lideren el desarrollo meritocrático del servicio civil y no lo encarpeten.

El Día del Servidor Público es un día para reflexionar, reconocer y agradecer a quienes con vocación de servicio, honestidad y compromiso nos sirven; son casi invisibles porque sus nombres no ocupan titulares, pero nuestro país no podría funcionar sin su trabajo.

Es el maestro que camina dos horas para dictar clases en un colegio unidocente, es la profesional que atiende a una víctima de violencia, es el jefe de compras que le dice no a la coima, es el director que aprueba un proceso innovador.

Ese servidor público existe.