Las motos facilitan la dinámica interacción que la población rural tiene al interior de lo rural y entre lo rural y lo urbano, señala Trivelli.
Las motos facilitan la dinámica interacción que la población rural tiene al interior de lo rural y entre lo rural y lo urbano, señala Trivelli.
Carolina Trivelli

El incremento en la cantidad de motos en las ciudades hoy es innegable. Ellas tienen hoy un enorme impacto (negativo) en el tráfico y en los accidentes de tránsito, pero a la vez un efecto dinamizador (positivo) en los servicios de entrega de paquetes y provisión de servicios en las principales ciudades del país.

La hoy es el medio de trabajo para miles de personas y un medio de transporte para otras tantas. Si bien urge mejorar la cultura vial de los motociclistas y del resto de conductores que comparten calzada con ellos, y exigir que se sofistiquen los esquemas de comisiones en los sistemas de entrega para evitar acciones temerarias de los conductores de motocicletas, las motos son hoy una alternativa para el transporte en la ciudad.

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Pero las motos han traído más cambios. En el medio rural y en los pequeños pueblos del interior del país, la moto permite hacer realidad la noción del continuo urbano-rural. El uso de las motos en el medio rural no es nuevo, pero su magnitud sí lo es.

Entre el 2004 y el 2018, de acuerdo con lo reportado por las encuestas de hogares (Enaho), el número de hogares que reportó tener una moto en ciudades de más de 100 mil habitantes se multiplicó por 5,8. Pero –más interesante aun– es que el número de hogares rurales –en su sentido ampliado– (es decir, hogares que se ubican en centros poblados de menos de 20 mil habitantes) que declaró tener al menos una moto se multiplicó por 10 entre esos años.

Para el 2018, la Enaho estima que cerca de 880 mil hogares peruanos tenían una moto, y que más de la mitad de ellos (51%) se ubica en centros poblados de menos de 20 mil habitantes (donde vive el 36% de la población). Incluso en el medio rural disperso, donde los niveles de pobreza superan el 42%, más del 12% de los hogares reporta tener una moto.

Tener una moto en el medio rural expande las oportunidades y el acceso a servicios sustantivamente. La moto permite la integración de la vida rural con la (mayor) oferta de servicios y oportunidades de los centros poblados y pueblos cercanos. Permite vivir en lo rural, pero hacer compras en el centro poblado más cercano o acudir a una consulta médica o a una entidad financiera en una ciudad a media distancia. Permite ir y volver en un mismo día.

Por supuesto, la expansión en la tenencia de motos en el medio rural se ve potenciada por la infraestructura: carreteras, puentes, caminos vecinales mejorados, etc. y por la mejora en los ingresos de la población rural registrado en los últimos 15 años. A pesar de la expansión, aún hay mucho espacio para que esta continúe.

Las motos facilitan la dinámica interacción que la población rural tiene al interior de lo rural y entre lo rural y lo urbano. La mayor movilidad a bajo costo, al igual que la mayor cobertura de los sistemas de comunicación, resuelve el acceso a muchos bienes y servicios que antes estaban negados a los pobladores rurales.

Lo rural está cada vez mas cerca.

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