Economía peruana
Economía peruana

Una economía sin perspectiva de mediano y largo plazo está condenada a reiterar permanentemente sus restricciones de corto plazo. Esta limitación involucra a Perú y es permanente, dado que en casi 200 años de vida republicana no hemos aprendido a ordenar ideas, fijar objetivos nacionales, establecer políticas de Estado.

¿Hoy en día disponemos de los elementos necesarios para ordenar el accionar del país a partir de una visión estratégica única, consensuada y respetada por todos? Para responder esta interrogante existen muchas aristas a considerar. Acá, brevemente, sólo tres de ellas.

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De un lado, observamos que disponemos de un sector público incapaz de estructurarse a fin de ofrecer una adecuada gobernanza; incapaz de convocar lo mejor del capital humano nacional a efectos de contribuir a la solución de los grandes problemas; incapaz de ejecutar programas mínimos de inversión pública en un contexto de abundancia de recursos financieros; incapaz de promover orden, seguridad, respeto ciudadano e institucionalidad. La verdad, disponemos de un sector público que deja espacios amplios a la ineficiencia y corrupción. ¿Podemos construir una visión estratégica con este sector público?

De otro lado, somos testigos de cómo parte de nuestro sector empresarial ha perdido credibilidad pública, ha mostrado representaciones gremiales insuficientemente activas en materia de transparencia y sana competencia; ha buscado permanentemente solucionar sus problemas articulándose con lo más pobre y decadente de nuestro frente político y mediático; ha promovido conferencias e institutos que no tiene más misión que proteger sus intereses independientemente los del país. ¿Alguien duda del escaso sentido estratégico y visión de una parte de nuestros empresarios?

Asimismo, la gran mayoría de peruanos hemos tomado conciencia de lo penoso de nuestro frente político. Sólo a nivel congresal, este no dispone de apropiados procedimientos para una adecuada priorización de los proyectos; no dispone de la obligación de rendimiento de cuentas a favor del electorado; no dispone de mecanismos para que el poblador defina periódicamente la renovación parcial de los cuadros; no dispone de límites para evitar vejar públicamente a cualquier peruano que pasa por comisiones; no dispone del respaldo de verdaderos partidos políticos ni del pueblo. ¿En dichas condiciones este sector puede contribuir a generar una visión estratégica a favor del país?

Es claro que, en la situación actual, ninguno de los protagonistas de la vida nacional descritos, está en condiciones de construir reales consensos y, por si solos, generar el liderazgo suficiente para definir una hoja de ruta estratégica como país. Con esa realidad, es claro que será muy dificultoso impulsar la expansión de nuestro PBI potencial, elevar coherentemente nuestra productividad, diversificar nuestro frente productivo, mejorar nuestros estándares sociales, ampliar los niveles de inclusión, reducir nuestro déficit de infraestructura, entre otros.

Seamos sinceros, en las actuales circunstancias sin cambios estructurales bien conducidos será imposible reconstruir realmente al Perú. Busquemos, para empezar, que nuestras nuevas generaciones – más frescas, limpias y técnicas - dispongan de una participación más activa en la vida nacional. Lo que tenemos hoy es sinónimo de retraso, por no decir, fracaso.