Actual fenómeno de El Niño sería uno de los más potentes
Actual fenómeno de El Niño sería uno de los más potentes

Hoy no tiene sentido criticar lo que es obvio. La voluntad no es lo mismo que la acción, la prevención no es lo mismo que la rehabilitación. Los desastres naturales son, en realidad, fenómenos naturales que la acción errada e imprudente del hombre convierte en desastre. Poblar un cauce seco por décadas es agravar el riesgo existente. Siempre saldrá más caro rehabilitar donde no hubo prevención, donde no hubo prudencia. 

La actitud responsable de autoridades y ciudadanos es mitigar de la mejor manera posible los riesgos que implican los fenómenos naturales. La lluvia excesiva no la podemos evitar, pero sí podemos reducir el riesgo que esta trae a su paso convertida en poderoso huaico. Los incentivos correctos y la regulación estricta no bastan porque la naturaleza humana es miope frente a los riesgos, más con los que ocurren con baja frecuencia como estas intensas lluvias que acompañan un Niño que así de extremo aparece cada una o dos décadas. 

Los peruanos tenemos muchas costumbres ancestrales que se basan en la solidaridad. Ayudamos al que pierde algo, al que cae enfermo. Todo esto funciona bien cuando las pérdidas no son tan altas y entre varios las podemos atender. El problema de estos mecanismos de solidaridad es cuando el desastre lo sufrimos todos y no hay forma de ser solidarios. En esos casos aparece el Estado tratando de aliviar los impactos de la

Lo primero es atender aquello que es urgente: comida y lugar para dormir. Lo segundo es tratar de restablecer las cadenas que se han roto. Las familias que viven con lo que producen en el día han dejado de recibir ingresos y no tienen manera de restablecer los activos que han perdido. La casa que se la llevó el río, los enseres perdidos, enlodados, insalvables. Todo ello vendrá muy de a pocos porque no estamos realmente organizados para eso. No se trata de cancelar los Panamericanos para pagar los costos de esta emergencia. No se trata de que otro pague la emergencia. 

Estuve esta semana en Vietnam con gente del sudeste asiático que ha vivido inundaciones aun peores que las que estamos padeciendo nosotros. Busquen en Google “Yolanda” –mejor dicho, “tifón Haiyán”, como lo llamaron en China– para ver a qué me refiero. 

Esta era una reunión propiciada en el marco de APEC, porque hace dos años en Cebu (Filipinas) los ministros de Finanzas del bloque se comprometieron a desarrollar cuatro pilares, uno de los cuales era mejorar la resiliencia financiera de las economías. Parte de ello se consigue con una política fiscal sana, que cuente con los mecanismos financieros para atender emergencias de gran magnitud. La otra parte es que los ciudadanos también sean financieramente resilientes frente a estas emergencias, y para ello se pensó que los microseguros podían jugar un rol en hacer que las personas de bajos ingresos tengan mejores maneras de atender los riesgos que enfrentan: accidentes, enfermedades y pérdidas de sus activos. Todas ellas pueden provenir de fenómenos naturales. 

¿Podemos diseñar un esquema donde todas las personas afectadas puedan recibir directamente recursos que les permitan empezar de nuevo? 

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