Siete secretos para alcanzar el éxito en las inversiones
Siete secretos para alcanzar el éxito en las inversiones
Redacción EC

La muy mentada frase “Nunca poner todos los huevos en la misma canasta” resume claramente el concepto de diversificación, pilar principal en el manejo de portafolios de inversión como los que manejan las . Evidenciamos su relevancia cada vez que algún activo o tipo de activo del portafolio se ve afectado, como en la reciente desvalorización de la acción de Graña y Montero. Existen distintos niveles de diversificación y, con el tiempo, aparecen nuevas propuestas para lograrla de manera óptima y eficiente.

El concepto más básico de diversificación trabaja sobre la idea de que a más activos en un portafolio se reduce el riesgo del mismo. Por ejemplo, si tenemos un portafolio compuesto por tres acciones listadas en la BVL, estamos mucho más expuestos a que alguna de ellas tenga un comportamiento negativo. La teoría nos indica que al añadir más acciones a este portafolio reducimos de manera importante el riesgo idiosincrático de cada una de ellas.   

Este primer nivel no toma en cuenta el grado de correlación entre los distintos activos de un portafolio. La correlación indica el grado de relación entre los rendimientos de dos o más activos ante un mismo evento o causa. Por ejemplo, un portafolio compuesto por acciones de empresas mexicanas se verá seriamente afectado si Donald Trump decide eliminar el tratado comercial Nafta. En este caso poco ayuda ampliar el número de acciones en un portafolio si todas están expuestas de manera similar al mismo evento. 

Este concepto de correlación es el sustento de la teoría de diversificar por clases de activo, donde las principales clases conocidas son: acciones, bonos, instrumentos alternativos y el ‘cash’. En cuanto a la clase de activo “acciones”, podemos subdividirlo por región (Estados Unidos, mercados desarrollados, emergentes, etc.), mientras que los bonos pueden clasificarse según su riesgo (grado de inversión, especulativos), mercado (desarrollado, emergente) y monedas.

La teoría y la información histórica nos indican que una clase de activo tiene una correlación relativamente baja con respecto a otras ante eventos sistémicos. Por ejemplo, ante una desaceleración económica mundial, los bonos de alta calidad responden positivamente y ayudan a compensar una caída significativa en los mercados de acciones.

Lamentablemente, hemos podido comprobar que las correlaciones históricas muchas veces cambian frente a grandes eventos sistémicos como la crisis financiera del 2008-2009 y que la diversificación a nivel de clases de activo no fue suficiente para mitigar el riesgo en los portafolios.

En años recientes, una tesis que ha tomado fuerza en la gestión de riesgo en inversiones es la de diversificación a través de factores de riesgo. La idea detrás es que las distintas clases de activos están expuestas a factores como tasas de interés, inflación, crecimiento económico, etc. El objetivo es construir un portafolio que esté adecuadamente diversificado en su exposición a estos riesgos sistémicos. 

La innovación está muy presente en la industria de gestión de activos y seguramente aparecerán nuevas propuestas para mejorar esta diversificación en los próximos años; sin embargo, todas estas finalmente se construyen sobre un concepto tan simple como el de los huevos y la canasta. 

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