CARLOS HURTADO DE MENDOZA

Para llegar a Larapa, uno de los barrios cusqueños que más ha crecido en los últimos cinco años, el viajero debe recorrer buena parte del sur de la Ciudad Imperial, durante unos 30 minutos desde el Centro Histórico. No es una ruta muy usada por los turistas que visitan el Ombligo del Mundo. La industria de los viajes no ha encontrado ahí, todavía, gran atractivo que mostrar. Su encanto es distinto: radica en la opción que les da a los cusqueños de vivir en un área residencial y alejada del bullicio del centro. Por eso, asentarse allí cuesta cada vez más.

Como ciudad de las afueras, Larapa es independiente del Cusco de la Plaza de Armas y los palacios de las postales. Sus habitantes no tienen por qué moverse más que cinco minutos alrededor para tener lo que necesitan. Hay cerca comercios, escuelas, clínicas, discotecas, universidad e institutos. El precio de tal comodidad es de US$350 por metro cuadrado, según la inmobiliaria Sotheby’s International Realty. Hace una década valía seis veces menos. Pero, claro, eran otros tiempos.

Hoy, el barrio es parte de un fenómeno que involucra a más urbanizaciones de la Ciudad Imperial, como Santa Mónica, Santa María y Magisterio. En algunas, la cotización del metro cuadrado para vivienda se ha incrementado hasta los US$2.500, parecido a lo que cuesta en distritos de Lima como Miraflores o San Isidro. Así, no son pocos los especialistas que califican esta situación como el nuevo ‘boom’ inmobiliario regional, quizá el más grande que se haya vivido en el interior del Perú.

¿Es válida esta aseveración? Isabel Tamayo, presidenta de la Cámara Inmobiliaria del Cusco, afirma que sí, y explica que el fenómeno se da sobre todo en la zona sur de la provincia, donde los residentes encuentran espacios y servicios muy convincentes. Añade que la mejora económica que vive la ciudad, producto de los empleos que generan sectores como la minería, el turismo y la construcción, permite –a una parte de la población– afrontar con solvencia los nuevos precios.

Con Tamayo coincide José Luis Ayllón, director técnico del Instituto de la Construcción y el Desarrollo (ICD). Su entidad ha elaborado un estudio para registrar los valores que se manejan en el mercado cusqueño. Solo en lo que respecta a departamentos, usted puede verificar que en los distritos de Santiago, San Jerónimo, San Sebastián y Wanchaq la oferta varía entre los US$63 mil y US$232 mil, para áreas que van desde 48 metros cuadrados hasta 205 metros cuadrados. Es decir, más de US$1.000 por unidad, en cualquier caso.

Estos precios se acercan a los que se cotizan en el centro del Cusco, donde el máximo valor por departamento es de US$320 mil, para áreas que pueden llegar a los 300 metros cuadrados. Parece que la diferencia se acorta debido a que el ‘boom’ se extiende al sur de la ciudad.

En cuanto a los espacios que se venden para el comercio, la diferencia es aún favorable para el Centro Histórico, aunque, tal como ocurre con los departamentos, cada vez menos alejada de los valores en las afueras. Nella Pinto, gerenta general de Sotheby’s, refiere que el costo por metro cuadrado en los alrededores de la Plaza de Armas fluctúa entre los US$5.000 y US$7.000, en la avenida El Sol, a unos pasos, entre US$4.000 y US$5.000; mientras que varios minutos más lejos, en Procuradores, llega a US$4.700.

APOSTAR, PESE AL PRECIO ¿Pero,realmente hay gente en el Cusco dispuesta a pagar estos costos?

Si se trata de vivienda, todo indica que sí. El estudio del ICD, ente que pertenece a la Cámara Peruana de la Construcción (Capeco), demuestra que la demanda efectiva por adquirir un espacio alcanza cerca del 50% del total, sumando las solicitudes de los sectores medio y medio alto, donde se tiene la capacidad adquisitiva para costear los onerosos presupuestos.

En cuanto a los comercios y negocios, la demanda sería incluso mayor. Y lo será en adelante, pues hay nuevas oportunidades de inversión que se abren.

Eso estima José Carlos Canales, gerente general del hotel Casa Cartagena del Cusco, un ‘boutique’ de lujo en la ciudad. Canales considera que la zona sur será más atractiva para los extranjeros que decidan permanecer en el Ombligo del Mundo por temporadas largas, básicamente por su ubicación, un criterio que también tomarán en cuenta los ejecutivos que deban residir en la región, debido a la intensa actividad empresarial que se registra al sur del país.

“Basta con enumerar los proyectos que hay en la zona: Las Bambas, Pluspetrol, Camisea. Todos toman al Cusco como la base de sus operaciones, por sus facilidades logísticas. Ahí hay un nicho de mercado para aprovechar, con hoteles corporativos de entre 100 y 200 habitaciones, y con centros de convenciones de gran capacidad”, comenta el hotelero.

Esta figura le daría un vuelco a la imagen del destino cusqueño como un mercado netamente dirigido al turista convencional, con edificios corporativos e infraestructura de eventos que, a su vez, mitigarían la caída de visitas que sufre en las temporadas bajas.

El ex presidente de la Cámara de Comercio del Cusco (CCC), Carlos Milla, añade que un buen ejemplo de lo rentable que puede ser apostar por este rubro lo da el hotel Marcelino’s de San Sebastián, uno de categoría tres estrellas ubicado en la Avenida de La Cultura, que más de una vez ha sido tomado al 100% por delegaciones de ingenieros y técnicos que arriban al Cusco por trabajo.

“No debería sorprender que, dentro de unos cinco años, la Ciudad Imperial sea reconocida, también, como una plaza para el viajero de negocios, proyecta Canales.

Entre tanto, son cada vez más las empresas que van colocando posiciones en la zona, con el afán de tener el mercado cubierto para cuando el crecimiento inmobiliario esté consolidado. El gerente de Desarrollo Urbano de la Municipalidad del Cusco, Manuel Zegarra, precisa a Día_1 que jugadores del sector ‘retail’ como Plaza Vea, Real Plaza, Maestro y Sodimac, ya tienen en marcha sus proyectos al sur.

¿A cuánto asciende la inversión? No existe un cálculo oficial, pero para tener una idea vale detallar que, solo en el caso del Real Plaza de la avenida De la Cultura, las obras costarían entre US$50 y US$60 millones, según lo que han declarado los inversionistas, el grupo Intercorp y la inmobiliaria Puerta del Sol. En total, la suma de los proyectos ascendería a más de US$100 millones.

Hay un aspecto, sin embargo, que preocupa a Zegarra: el riesgo de que esta ola de inversiones se detenga por una sobrevalorización de los precios que aleje a los futuros residentes.

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