NICOLÁS CASTILLO ARÉVALO

El gobierno del presidente Ollanta Humala emprendió este año tres reformas estructurales: el sistema de salud, previsional y de la carrera pública.

Estas transformaciones son necesarias para mejorar la prosperidad de los peruanos. La realidad demuestra lo urgente que son algunos cambios, como en el caso del servicio civil, en el que existe desorden, inequidades y distorsiones de cargos y funciones de un millón y medio de servidores públicos.

En el tema previsional, solo 8,6 millones de personas están afiliadas a algún sistema y solo 5 millones ahorran regularmente, de los cuales 2,5 millones podrían envejecer y quedar sin pensión, si no cumplen con el requisito de aportar por 20 años.

A la vez, 8 millones de peruanos –el 27% de la población– no cuentan con un seguro de salud, según el Minsa, y los que sí lo tienen, acceden a un servicio que no es de calidad.

REFORMAS EN EL AÑO La reforma del servicio civil fue aprobada en julio pasado y, en el mismo mes, el Pleno del Congreso otorgó facultades al Poder Ejecutivo para reinventar el sistema de salud.

Si bien la reforma del Sistema Privado de Pensiones (SPP) fue aprobada a mediados del año pasado, en el 2013 empezaron a darse los cambios.

¿Cuáles son los principales avances? ¿Cuál es el impacto? ¿Qué quedó fuera? ¿Cuáles fueron las reformas estrellas y las estrelladas? Veamos.

SISTEMA PRIVADO DE PENSIONES “La reforma debilita al sistema. La incorporación de independientes no se ha logrado. Y las licitaciones no han generado la competencia esperada”, subraya Pablo Bustamante, director de Lampadia.

Una opinión similar esboza Miguel Palomino, director gerente del Instituto Peruano de Economía (IPE), quien señala que la reforma no atacó el principal problema, que es la baja cobertura.

En el 2013, la reforma avanzó con tropiezos. Tuvo que ampliar por dos meses la elección del sistema de cobro de comisiones, por falta de información de los usuarios. La norma introdujo la comisión sobre el valor de los fondos, de forma optativa para los actuales afiliados y obligatoria para los nuevos, a pesar de que esta fue cuestionada por diversos economistas como los del BCR.

Asimismo, introdujo mecanismos de licitación para captar nuevos afiliados, a través de una menor comisión ofrecida. Sin embargo, esta licitación no tuvo los resultados esperados. Primero, porque ganó una AFP (Habitat) que no estaba operativa y que debió empezar a afiliar desde febrero de este año, pero recién lo hizo en junio.

Segundo, la empresa ganadora de la subasta no realizó la respectiva campaña informativa sobre las bondades del sistema, tal como advirtió el BCR. Con ello, el sistema público ganó las nuevas afiliaciones, luego de que estas cayeron en el SPP a 18 mil desde los 33 mil, mientras que en el sistema público aumentaron a 40 mil desde los 34 mil en este año.

Y, finalmente, el Gobierno tuvo que suspender por un año la fecha de incorporación de los trabajadores independientes, debido a que no se informó debidamente sobre el proceso.

Palomino señala que la reforma debe empezar a dar el cambio estructural más importante que es la cobertura de los independientes y esta no debe postergarse más. Para Melvin Escudero, director de la Maestría en Finanzas de la Universidad del Pacífico, urge flexibilizar el régimen de inversiones de las AFP, en lo cual no avanzó.

LA REFORMA DEL SERVICIO CIVIL “Políticamente es un logro de este Gobierno”, sostiene Palomino, del IPE. La Ley del Servicio Civil fue aprobada tras un arduo debate en el Congreso y la oposición de gremios sindicales. Se creó bajo los principios de eficiencia y eficacia, la igualdad de oportunidades y la meritocracia.

Asimismo, introduce la capacitación para evitar la fuga de talentos, permite aumentar los salarios a través de concursos públicos, los trabajadores disponen de aguinaldos por Fiestas Patrias y Navidad equivalentes a un sueldo, al igual que la remuneración por vacaciones. Y su implementación es progresiva.

La Autoridad Nacional del Servicio Civil está en pleno proceso de aprobación de los reglamentos de la reforma. “Es una reforma incompleta [] La ley está dada, pero falta terminar el reglamento. Espero que se concrete en los próximos meses”, opina Carlos Casas, ex viceministro de Economía.

Tanto Palomino como Casas concluyen que se trata de una de las reformas más importantes del Gobierno. Sin embargo, mientras no haya más avances traducidos en resultados tangibles, habrá poco que comentar al respecto.

LA REFORMA DE SALUD Esta se aprobó sobre los retos de incrementar la cobertura, mejorar los servicios, aliviar la carga financiera de los hogares e instaurar la cultura de la prevención.

La reforma empezó con la aprobación de un decreto legislativo que regula las remuneraciones en el sector Salud. Luego, en diciembre último, se emitieron otras 23 leyes, que abarcaron desde coordinación en los tres niveles de gobierno para la realización de inversiones en el sector Salud, hasta el intercambio prestacional entre las entidades del sector público.

“Teóricamente, la reforma de salud es estupenda”, dice Jorge del Águila, ex intendente de Supervisión de la Sunasa. Igual opinión tiene el ex viceministro de Economía, Carlos Casas, quien indica que la reforma “conceptualmente está bien pensada”, porque encaró todos los vacíos del sistema.

Sin embargo, Del Águila es crítico cuando señala que la reforma debe realizar algunos ajustes como el monto máximo de las multas graves, con las que podrá sancionar la Superintendencia Nacional en Salud, fijado en 500 UIT (S/.1,85 mlls.), debido a que es discriminatorio.

Refiere que si bien el argumento del monto es discutible, solo puede aplicarse al sector privado, porque el público está basado en presupuestos y no necesariamente puede disponer de este monto para contingencias.

Lo indiscutible es que las reformas son necesarias y que para que tengan éxito, el Gobierno debe escuchar a los especialistas.