“Un colegio debe representar y defender al abogado frente a los ataques que pueda recibir”
“Un colegio debe representar y defender al abogado frente a los ataques que pueda recibir”
Giulio Valz-Gen

El reconocido jurista español José María Alonso dice que los colegios de abogados están llamados a dignificar la profesión. Alonso es el actual decano del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid y estuvo en Lima hace unas semanas en un evento del Instituto Peruano de Arbitraje.

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Hace unos meses entrevistamos a Gary Born, experto en arbitraje internacional y nos dijo que “el arbitraje es un antídoto contra la corrupción”. ¿Usted piensa lo mismo?
Eso partiría de la base de que el PJ tiene corrupción. Yo parto de que eso no se puede extrapolar. El arbitraje no está precisamente hecho para luchar contra la corrupción. Está para dar un servicio más eficaz, rápido y especializado respecto al que brinda el PJ.

Lo llevo al caso peruano. Muchas empresas recurren al arbitraje justamente para evitar ir al PJ por la corrupción que ahí existe.
Bueno, si existe un problema de corrupción judicial.

En el Perú existe, lo puedo afirmar.
Si existe un problema de corrupción, entonces efectivamente el arbitraje puede ser un antídoto frente a eso. En España no existe ese problema y por tanto el arbitraje no se concibe como un antídoto para algo que no existe.

Asumiendo entonces que se tiene un PJ limpio de corrupción: ¿Qué representa el arbitraje frente a eso?
Una justicia rápida. En muchos lugares eso no sucede con el PJ. Una justicia lenta no es justicia. Además es una justicia impartida por alguien especializado. Y finalmente, aunque hay muchas manifestaciones en contra, yo sostengo que el arbitraje es menos costoso.

¿Menos costoso?
Hay que comparar peras con peras y no peras con manzanas. Si comparas el arbitraje con la fase de primera instancia del PJ, efectivamente el arbitraje es mucho más caro. Pero si lo haces con todo el procedimiento judicial, en su fase de apelación y etapa ante la Corte Suprema, y sumas todo, creo que al final los números salen a favor del arbitraje.

En el Perú igual existe la percepción de que es un servicio sumamente caro y exclusivo para empresas grandes o para temas muy complejos.
No lo creo. Además, en el arbitraje institucional las instituciones ajustan mucho los costos de los peritos y los propios gastos de administración. Los costos de los abogados son los caros pero no los del arbitraje en sí.

El caso Odebrecht también ha llegado al arbitraje. Y no ha sido la primera vez que el mundo del arbitraje ha sido tocado por la corrupción. ¿Qué hacer para evitar que eso suceda?
Hay que reforzar el papel de las instituciones arbitrales. Tienen que velar por la calidad y honorabilidad de los árbitros que se eligen. La comunidad arbitral tiene que dotarse además de códigos de buenas prácticas muy estrictas donde se contemplen los conflictos de intereses y se establezca la conducta que tienen que tener los abogados y árbitros. También debe incidirse en la transparencia. Hay un cierto oscurantismo en el arbitraje que se pretende justificar con la confidencialidad. Estoy de acuerdo con eso pero hay maneras de que se puedan dar a conocer cuáles son los resultados. Cuando te hablo de corresponsabilidad, por ejemplo, la ley en España hace a las cortes corresponsables con los árbitros en supuestos de mala praxis. 

¿Eso debería suceder aquí?
A mi juicio sí. Probablemente eso no le guste a las cortes peruanas pero en España es así y también es obligatorio tener un seguro de responsabilidad civil.

Cuando uno contrata con el estado en el Perú es obligatorio incluir una cláusula arbitral. ¿Esto es positivo?
Lo veo muy favorablemente. Al punto que nosotros en España lo hemos intentado sin éxito alegando el precedente peruano. La jurisdicción contencioso administrativa [cuando el PJ resuelve disputas que vienen de la vía administrativa] está absolutamente colapsada. Hay miles de millones de euros ahí pendientes de resolución. Resolver esto mediante arbitrajes es una solución estupenda. Lo que sucede es que hay que tener mucho cuidado que los árbitros que se nombran sean expertos. Si no podemos caer en el mismo problema que tienen los jueces.

El ejercicio de la abogacía está mal visto en el Perú. ¿Cómo se resuelve eso?
En España la abogacía no está mal vista pero está poco prestigiada y creo que eso es absolutamente lamentable. Cuándo empecé en este oficio ser abogado era importante, como ser médico. Los colegios tenemos que dignificar a la abogacía.

 ¿Pero cómo?
Exigiendo el papel que la abogacía tiene que jugar en la sociedad civil. Influir de manera directa en toda la elaboración normativa. Que ningún proyecto de ley pueda ser tramitado o aprobado sin que tenga un dictamen favorable de la abogacía. Eso estamos peleando en España. Hay que conseguir que los jueces respeten a los abogados. También tenemos una labor interna. Debemos sancionar a todos aquellos garbanzos negros que tengamos. Aplicar muy claramente los principios de deontología.

¿Para usted debe o no ser obligatorio estar afiliado a un colegio de abogados?
Pienso que sí. Para velar por la deontología. En este oficio pueden haber problemas muy importantes y tiene que haber un colegio capaz de sancionar los temas de violación de la deontología. Un colegio debe representar y defender al abogado frente a los ataques que pueda recibir de sus clientes o del PJ, del Estado o de cualquiera. Nosotros tenemos también la asistencia jurídica gratuita y eso se financia con fondos del estado, el Colegio de Abogados de Madrid recibe 40 millones de euros al año para pagar a los 6 mil abogados que ejercen esa defensa.

Alfredo Bullard critica la obligatoriedad de la afiliación. Plantea que no solo exista el Colegio de Abogados de Lima (CAL) sino que haya otra entidad que tenga un estándar alto para ingresar. ¿Es compatible que haya más de una entidad en una misma ciudad?
Entiendo bien lo que dice Bullard. Eso viene a responder el hecho que en la abogacía confluyen muchos tipos de abogados y por tanto, hay abogados de empresa, otros que están en grandes firmas y otros en una situación mucho más precaria. Aunque tiene sentido el planteamiento, al final habrían distintas clases de abogados. Los de primera y los de segunda. Tenemos que procurar una cierta aproximación de los abogados. Otra cosa es que se garantice la calidad. Antes en España, bastaba con terminar la carrera, pagabas tu cuota y entrabas al colegio.

¿Cómo es ahora?
Tienes que acabar la carrera, hacer un post grado de 2 años y pasar un examen de estado, y si no pasas ese examen no te puedes colegiar.

¿Quién toma ese examen?
Las universidades, el colegio y el ministerio de Justicia. Antes de esta ley, el número de colegiaturas eran del orden de 10 mil al año, ahora no llegan a las 2 mil.

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