El Banco Central de Reserva del Perú (BCR). (Foto: Andina)
El Banco Central de Reserva del Perú (BCR). (Foto: Andina)
Luis Fernando Alegría

Para medir cuán a fondo el BCR pisa el acelerador, se utiliza la tasa de interés de referencia en términos reales, es decir, ajustada por inflación. Para este mes, la tasa real se ubica en un nivel de 0,18% y representa su nivel más bajo en casi cuatro años. A decir de Adrián Armas, gerente central de Estudios Económicos del BCR, la tasa clave está “entre sus niveles históricamente más bajos”.

El jueves en la noche, el Banco Central de Reserva (BCR) decidió, por primera vez en 16 meses, hacer un recorte en su tasa de interés de referencia. De este modo, la autoridad monetaria presionó más el acelerador para intentar reavivar el crecimiento económico, que luce cada vez más débil.

El comunicado del banco central y el tono de su mensaje durante la conferencia en que explicó sus razones para recortar la tasa de referencia evidencian que la autoridad se anticipa a cifras poco favorables de crecimiento; incluso menos auspiciosas que las que esperaba hace un mes.

La economía ha tenido un primer semestre de poco dinamismo, con una expansión de alrededor de 1,7%. Aunque parte de la debilidad responde a la caída en la producción de los sectores extractivos, el BCR subraya que los indicadores disponibles de demanda interna –en particular de gasto privado– no se recuperan al ritmo esperado y eso ha gatillado la necesidad de un ajuste expansivo en la política monetaria.

Las señales que apuntan a una demanda interna débil son el enfriamiento en la generación de empleo formal, la menor demanda por dinero en efectivo y el crecimiento casi nulo que exhibe la recaudación por IGV interno; un indicador de estancamiento en las ventas locales.

RIESGOS A LA BAJA
Quizás el mensaje más potente en la última decisión del BCR es que la demanda interna se ve tan débil que podría ejercer presión a la baja en la inflación. Respecto a este punto, Armas comentó que en los próximos meses no se prevé ningún choque externo que pueda subir los precios al consumidor y, además, las expectativas de inflación están ancladas a la meta de 2% anual.

Sin embargo, considerando ese escenario, el BCR hace hincapié en que la proyección de inflación tiene “un sesgo a la baja” por la debilidad de la demanda interna. Esto refuerza la idea de que la principal preocupación del BCR es la lenta recuperación.

Con miras a los próximos meses, la autoridad monetaria evalúa los riesgos más relevantes en la coyuntura actual. En primer lugar, apunta que la inversión pública debería recuperarse en la segunda mitad del año y ella, junto con una mayor producción de los sectores primarios serían el motor del crecimiento.

Una noticia positiva, subraya Armas, es que los indicadores de inversión privada del segundo trimestre están alineados con lo que se esperaba. Sin embargo, la última encuesta de expectativas macroeconómicas del BCR reveló un deterioro importante en la confianza empresarial.

Las expectativas sobre la economía a tres meses profundizaron su incursión en terreno pesimista, al igual que las perspectivas de contratación. Este deterioro –generalizado en todos los sectores productivos– es monitoreado de cerca por el banco central y, en caso de que puedan debilitar aun más el crecimiento, podrían ser motivo de un nuevo recorte de la tasa de política, anotó Armas.

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