El Fondo Monetario Internacional (FMI) planteó una reducción de salarios de hasta el 10% en dos años en España en el marco de un ambicioso pacto social para corregir un escenario adverso hasta 2018, año en el que el desempleo seguirá por encima del 25% y en el que el déficit fiscal bajará por primera vez del 3%.

El Fondo, que publicó hoy su informe anual sobre la economía española, no prevé una mejora significativa en los próximos cinco años, aunque reconoce que los principales desequilibrios se están corrigiendo con rapidez y se han aplicado reformas decisivas en los sectores laboral, financiero y fiscal.

El organismo no cree que el desempleo baje del 25% ni siquiera en 2018, después de alcanzar máximos cercanos al 27% en 2013 y 2014, mientras los jóvenes seguirán siendo el colectivo más afectado.

REDUCCIÓN DE SUELDOS La institución recomendó a España un pacto social entre sindicatos y empresarios para acelerar los beneficios de la reforma laboral y más flexibilidad salarial con una propuesta modelo que contempla bajar los sueldos hasta un 10% en dos años.

A cambio de la reducción salarial, los empresarios deberían comprometerse a significativos aumentos de la contratación, mientras que el Gobierno contribuiría a esta dinámica permitiendo una reducción de las contribuciones a la Seguridad Social de alrededor de un 1,7%.

La probabilidad de encontrar un trabajo fijo en España sigue siendo muy baja y la de perder un trabajo temporal muy alta, indica el informe.

Si se aplican sus recomendaciones, el Fondo considera que el desempleo caería en España entre un 6% y un 7% hacia 2016 y el Producto Bruto Interno (PBI) podría aumentar un 5% en el período de tres años en el que aplica sus proyecciones.

DECISIÓN COMPLICADA La entidad reconoció que este pacto entre sindicatos, empresarios y Gobierno sería difícil de negociar, pero considera que hay méritos para explorar estas opciones y, pese a que aumentaría el déficit en un primer momento, caería rápidamente gracias a los cambios en el IVA.

Las autoridades de Madrid comunicaron a los miembros de la misión del FMI que un acuerdo con los actores sociales sería difícil, ya que no ven el actual ambiente social suficientemente receptivo para un acuerdo y temen que intentarlo pueda estancar aún más reformas cruciales.