Siete formas para ahorrar tu gratificación y no gastar de más

Diciembre es un mes esperado por la celebración de fiestas de fin de año y por el pago de gratificaciones. Sin embargo, este dinero extra necesita ser administrado de manera conveniente para evitar iniciar el año con deudas o con un ajustado presupuesto.

Javier Castro, fundador del portal de préstamos por internet www.holaandy.com, da las siguientes recomendaciones:

Amortizar deudas

Como primera opción se debe tener en cuenta pagar las deudas más altas o disposición de efectivo que se hayan hecho con la tarjeta de crédito, que vienen a ser las más caras y difíciles de pagar. Amortizar la mayor parte de ellas permitirá llevar una mejor administración financiera el año que viene.

Hacer un plan de acción

Una vez que se cuenta con este dinero se recomienda realizar un plan de acción de compras para este mes. De esta manera se llevará un control de las necesidades y gustos que se dará con ese dinero extra y evitará caer en compras compulsivas.

Guardar el dinero

Se recomienda colocar en una cuenta de ahorros o guardar una parte del dinero en algún fondo de ahorro, para así disponer del mismo en caso de suscitarse alguna emergencia más adelante.

Buscar ofertas

Al ser un mes navideño, muchas empresas de consumo masivo lanzan una serie de ofertas que permiten ahorrar dinero en ciertas compras que se tenía previsto realizar.

Compras extras

Si se tiene pensado hacer una reparación o una compra que sale del presupuesto mensual, esta es una buena oportunidad para concretarla sin endeudarse ni sobre limitarse en el uso de la gratificación.

Limitarse con los gastos

Si el pago de gratificación no le alcanza, se sugiere evitar retirar dinero en efectivo de la tarjeta de crédito, ya que implica aceptar una tasa de interés más alta de la determinada para compras. Lo recomendable es recurrir a préstamos más fáciles de pagar y en menor tiempo, es decir, comprometiendo menos interés.

Disponer de menos efectivo

El contar con gran parte del dinero en efectivo genera un mayor gasto compulsivo en compras, quizás, innecesarias. La memoria tiende a ser frágil y el disponer menos efectivo en la billetera permitirá ahorrar más y hasta evitar ser víctima de una pérdida o asalto.