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Katherine Maza

La entró en vigencia en el 2014 para implementar la meritocracia en todo el Estado Peruano, dada la falta de profesionalización de la función pública y con miras a asegurar un servicio moderno y de calidad.

Han pasado cinco años y se han logrado pocos avances en esta reforma, debido a las propuestas y excepciones del Legislativo. Aunque la selección de entidades estatales que deben estar bajo el ámbito de es discutible, la dilatación de su implementación genera mayores costos en el Estado.


 
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Según el informe “Rotación de jefas y jefes de recursos humanos en las entidades públicas”, elaborado por la Autoridad Nacional del Servicio Civil (Servir), el índice de rotación de este personal llegó a 75,2% en setiembre del 2018. Si bien este indicador disminuyó en 20,1 puntos porcentuales frente al del 2017, es alto y está explicado, principalmente, por la influencia política.

“La rotación tiene una arista principal: el tema político. Las jefaturas de recursos humanos son normalmente puestos de confianza, entonces, es la autoridad que ingresa a una entidad pública la que trae a un jefe de su confianza”, aseveró a El Comercio, la gerenta de Desarrollo del Sistema de Recursos Humanos de Servir, Magali Meza.

Asimismo, señaló que estos ‘jefes de confianza’ no pasan por algún filtro de evaluación que permita saber si son los idóneos para el puesto. Así, cada vez que cambian las autoridades, cambian los jefes de recursos humanos, lo que impide la continuidad de la gestión.

Este escenario se repite principalmente en los ministerios, cuyo índice de rotación llegó a 123,7% a setiembre del 2018, por encima del 100% del año anterior. En estas instituciones, además, el tiempo promedio de permanencia de un ministro es de 8 a 12 meses con lo cual la rotación es muy frecuente.

Se trata también de una situación constante y presente en este y en los gobiernos pasados. Caso similar sucede con los gobiernos locales y regionales donde si bien la autoridad cambia cada cuatro años, son los gerentes generales de los municipios los que rotan y cambian automáticamente los jefes de recursos humanos.

Por otro lado, la lectura del índice muestra que existe un mayor número de puestos de jefes de recursos humanos asignados para los hombres frente a las mujeres. Sin embargo, en el último año, este número pasó de 109 puestos a 101 puestos para el caso de los varones y subió en 9 puestos para el de las mujeres.

CONSECUENCIAS
Para la funcionaria, uno de los principales efectos de la alta rotación es la falta de continuidad de la gestión, la cual termina por entorpecer y afectar la calidad de profesionales que ingresan a una entidad pública y que no necesariamente cumplen con un perfil fijo, sino que ingresan por razones “políticas”.

Otro efecto son los costos adicionales que se agregan al Estado. Cada jefe de recursos humanos maneja una planilla diferente y se han encontrado planillas de hasta S/78 millones mensuales que se llegan a incrementar en S/15 millones o S/20 millones cuando ingresa un nuevo jefe.

“Esta falta de continuidad afecta los servicios que brindamos a los ciudadanos especialmente en los puestos directamente vinculados a estos usuarios. Los que entran tienen una curva de aprendizaje de 4 a 6 meses, y entre tanto el más perjudicado es el ciudadano que no recibe un buen servicio”, agregó Meza.

LOS AVANCES
De acuerdo con la funcionaria de Servir, la forma más efectiva de reducir la rotación de jefes de recursos humanos es a través de la reforma del servicio civil que incluye entre otras cosas el concurso público.

“Si las personas entraran de acuerdo al perfil y a través de concurso público, a través de méritos y con transparencia, quitaríamos la influencia política y promoveríamos la igualdad de oportunidades”, señala Magali Meza.

Destaca que ya la ONP implementa el concurso público de méritos, en tanto los ministerios del Ambiente, Energía y Minas, y de Economía y Finanzas están a punto de iniciar el proceso de reforma correspondiente.

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