CARLOS HURTADO DE MENDOZA/DÍA_1

Como ocurre con cualquier hecho que suscita controversia en el Cusco, se pueden escribir hasta tres historias distintas sobre la operación de los vuelos nocturnos en la Ciudad Imperial y sobre sus consecuencias para el sector turismo, la principal actividad generadora de divisas de la región.

Al sector empresarial le cuesta asumir esta compleja circunstancia, pero si hay algo que entender del Ombligo del Mundo es que ahí nada es simple cuando se habla de su industria más rentable. En tal contexto, una apuesta de las aerolíneas que debería dejarle US$230 millones anuales extras a la región, no parece ser entendida de la misma forma por el cusqueño de a pie, por las autoridades locales, y por los inversionistas. La experiencia demuestra que no.

Ejemplos de lo dicho hay por varias decenas. El último: mientras se escribe este informe, una manifestación liderada por el alcalde distrital de San Sebastián, Julián Inca Roca, y el provincial del Cusco, Luis Flórez, ocupa las principales calles de la ciudad con el objetivo de reclamar contra la realización de los vuelos nocturnos.

Ellos consideran que “deben estar en sintonía con su gente”. Sin embargo, casi en paralelo, una encuesta publicada por el diario cusqueño “El Sol” refiere que el 71% de la población residente está a favor de la operación aerocomercial entre las seis y ocho de la noche. No da la impresión de haber mayor sintonía.

Entre tanto, el ministro de Transportes y Comunicaciones, Carlos Paredes, confirma que los vuelos se realizarán de todas maneras a partir de la próxima semana. El MTC ha promovido una inversión privada de US$3,5 millones para que se instalen las luces de balizaje en el aeropuerto, necesarias para la operación, de modo que Paredes se muestra decidido.

El funcionario tiene en su haber un estudio de la International Air Transport Association (IATA), según el cual la huella de ruido generada por los aviones en el Cusco se ha reducido un 80% en los últimos 10 años, pese a que el tráfico aéreo casi se duplicó en ese tiempo. Concluye que los Airbus 319 y 320 son ideales para los vuelos nocturnos por ser los más silenciosos del mercado. Los alcaldes no le dan validez al documento en los mítines.

En privado, en cambio, el burgomaestre de San Sebastián prefiere solicitar US$1 por pasajero a las aerolíneas, como canon de libre administración, que sería utilizado por su gestión para solventar los gastos de salud de posibles afectados por problemas auditivos, aunque a la fecha no exista un solo diagnóstico en la Ciudad Imperial de ese tipo, con naves de Airbus, Boeing y BAe operando desde las cinco de la mañana hasta las cinco de la tarde, todos los días.

En medio de esta suerte de balacera de inversiones, estudios, oposición y demagogia, Roger Valencia, gerente general del operador de lujo Auqui Mountain Spirit y presidente de la Cámara Regional de Turismo del Cusco (Cartuc), reflexiona al respecto.

“Tarde o temprano nuestra región va a recibir más vuelos y más turistas, sea por el Velasco Astete o por el futuro aeropuerto internacional de Chinchero. Es hacia donde debemos apuntar, porque la población vive de esto. La cuestión no es pelear por lo que sucederá a corto plazo, sino por definir cómo ampliaremos nuestra oferta en el casco urbano y, sobre todo, en Machu Picchu, para poder albergar a muchos más viajeros”.

Valencia no lo dice literal mente, pero el primer paso en la dirección a la que apunta es implementar más habitaciones de hotel, más circuitos turísticos y un nuevo modelo de gestión en la primera maravilla de la naturaleza del Perú, para un grupo de 382 mil nuevos visitantes por año, quienes arribarían con los vuelos nocturnos y que, como se ha adelantado, dejarían US$230 millones al destino sureño, si encuentran en qué gastarlos.

Detrás del ejecutivo, hay una serie de compañías en todo el país que han echado a rodar una enorme maquinaria corporativa con el objeto de ampliar sus servicios en el Cusco. Operadores de tren como Inca Rail, grupos hoteleros como Inkaterra, Marriott, San Agustín, Orient Express, y Casa Andina, agencias de viajes y cadenas de restaurantes se preparan para una explosión de turismo en la ciudad.

Ellos apuestan a que el crecimiento supere los dos millones de visitas anuales a corto plazo, pese al siempre amenazante conflicto social. Parte de la maquinaria reposa en el nuevo modelo de gestión de Machu Picchu propuesto por Cartuc, indispensable, como se verá a continuación, para hacer sostenible el negocio a largo plazo.

NUEVA CONECTIVIDAD Un nuevo protocolo de visita desarrollado por el gremio de empresarios cusqueños destaca cuatro accesos distintos a Machu Picchu, aparte de la conocida vía férrea.

Implementar el plan, que considera ingresos al santuario por Quillabamba, por la red de cuatro caminos incas que rodea a la ciudadela, por un elevador en la parte posterior del complejo arqueológico y por una carretera desde Mollepata y Santa Teresa, requiere US$78 millones, pero basta con US$3 millones para operar las carreteras y caminos incas.

Para Carlos Milla, ex presidente de la Cámara de Comercio del Cusco (CCC), el gobierno regional no debería tener problemas para hacerse cargo de la inversión, pues percibe un promedio de S/.3 millones al día por el canon minero, las reservas de gas y, precisamente, el turismo.

El operador ferroviario Inca Rail no será una de las empresas que podrá aprovechar directamente los nuevos accesos, pero sin ellos, y sin aumentar su número de frecuencias a Machu Picchu por la línea de tren, también calcula incrementar sus servicios en caso de más arribos.

Juan Alberto Forsyth, presidente ejecutivo del grupo Crosland (propietario de la empresa), comenta a Día_1 que destinarán US$5 millones par a la adquisición de seis coches adicionales para su flota, que pasará de 11 a 17 tras esta compra. Como se recuerda, Inca Rail absorbió a su competidora Andean Railways a finales del 2012.

“Podemos duplicar el número de nuestros coches, de tres a siete por cada frecuencia, si la demanda así lo requiere”, explica Forsyth. La intención del grupo es operar con 375 mil pasajeros este 2013, un 15% más que lo conseguido el año pasado. Ello les permitirá facturar US$12 millones.

Pero si hay una apuesta fuerte en el Cusco con vista a lo que será la llegada de más turistas en el mediano y largo plazos, esta se dará sin dudas en el rubro hotelero.

LEA EL INFORME COMPLETO EN LA EDICIÓN DE DÍA_1