(Foto: El Comercio)
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Entre los muchos recursos que tiene el Perú no solo están la riqueza pesquera, la abundancia de minerales, la diversidad de climas y suelos para desarrollar la agricultura, o las fuentes de energía. También existe una herencia histórica que va desde el período preincaico hasta el republicano; desde la monumental Machu Picchu hasta la aun menos conocida, pero igualmente impresionante, Kuélap; desde la agreste Chachapoyas hasta la desértica Nasca; la divertida Máncora y el impresionante Amazonas; la Lima tradicional y también la del surf y las discotecas. Y por supuesto, con el común denominador de una gastronomía ya famosa en el mundo.

La es importante porque es fuente de divisas y también por su importantísimo impacto en el empleo. Además, es intensiva en mano de obra de los más diversos niveles de calificación: desde quienes trasladan el equipaje hasta los gerentes de hotel.

Obviamente, queremos que sean los peruanos los primeros en conocer todo lo que ofrece nuestro país; pero debemos ser conscientes de que una parte muy importante de los visitantes a nuestros destinos turísticos proviene del exterior y que muchos países, algunos con mucho menos que ofrecer que nosotros, han logrado atraer a millones de viajeros con un importante impacto sobre su economía y generación de empleo.

Pero ¿estamos haciendo todo lo necesario para atraer a estos turistas?, ¿estamos logrando que se sientan bienvenidos y que quieran volver?, ¿que recomienden venir a sus amigos y familiares?

Existe una situación que puede ser difícil de comprender cuando consideramos todas estas preguntas, dado que se asume que los turistas deberían ser tratados igual: los extranjeros no residentes en el Perú pagan bastante más por cualquier pasaje al interior del país, tanto en Latam como en Avianca, las líneas que tienen más frecuencias de vuelos. A manera de ejemplo, Latam, que tiene el 60% del mercado de pasajes aéreos dentro del Perú, le cobra US$83 a un residente por un pasaje Lima-Cusco y a un extranjero le cobra US$159. Peruvian Air, Star Perú y Viva Air cobran lo mismo a residentes y extranjeros, pero su participación en el mercado es mucho menor. Asimismo, la entrada a la ciudadela de Machu Picchu cuesta S/64 para residentes y S/152 para extranjeros. También algunos hoteles y paquetes turísticos son más caros para los no residentes.

Supuestamente, las tarifas baratas son “ofertas” de las líneas aéreas, exclusivas para los residentes. Según el Indecopi, no se está discriminando sino diferenciando, lo cual es legalmente válido, pero difícil de entender para quien viene de fuera.

¿Por qué los más importantes receptores de turismo como los países europeos, asiáticos y norteamericanos no diferencian entre residentes y no residentes?

Pensémoslo bien: ¿cómo nos sentiríamos si, visitando un país, nos viéramos obligados a pagar más del doble por un mismo servicio solo por haberlo escogido como destino para nuestras vacaciones?

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