"PPK es el principal interesado en que Jorge Barata colabore", dijo en torno al Caso Odebrecht. (Foto: Flickr  IPAE)
"PPK es el principal interesado en que Jorge Barata colabore", dijo en torno al Caso Odebrecht. (Foto: Flickr IPAE)
Gonzalo Carranza

No entendí este . “No más cuerdas separadas”, su eslogan, insinuaba que varias de las dicotomías que marcan el Perú de hoy se sentarían a conversar para hallar puntos de encuentro. Ejecutivo-Legislativo, oficialismo-oposición(es), liberales-conservadores, caviares-DBAs, devotos de lo privado-partidarios de lo público, fujimorismo-Fiscal de la Nación.

Nada de eso ocurrió. Hubo solo una congresista de , Úrsula Letona, y un representante económico cercano a ese partido, Elmer Cuba, cuya agenda es casi un antónimo de lo que defiende el fujimorismo parlamentario.

La izquierda en CADE no existe. Ni la del Frente Amplio ni la de Nuevo Perú. El poder regional de APP, que se hizo sentir en la reconstrucción, tampoco. Gobernadores, los promercado: Yamila Osorio, de Arequipa, o Wilber Venegas, quien promete (con gran acierto y ambición) convertir a Apurímac en la capital mundial del .

Ni siquiera los representantes de una mirada más mixta de la economía, que defiendan la intervención estatal ante posibles fallas de coordinación en los mercados, abundaron en Paracas. En CADE al menos se podría poner a conversar al IPE con Grade, pero ni eso.

Lo que tuvimos fue una agenda dispersa, que se diluyó ante el exceso de temáticas, la irregularidad de las diferentes sesiones, la repetición multianual de panelistas y el escaso valor agregado de varios invitados internacionales, incluido un polémico futurólogo, , de dudosas credenciales.

A ello se sumó, con especial énfasis, el desaliento generalizado de la audiencia con los poderes del Estado: mientras el Ejecutivo y el Legislativo salieron jalados en la encuesta de , el sorteo del Mundial opacó la participación del Poder Judicial, representado en el primer panel del viernes por la mañana por su presidente, Duberlí Rodríguez, y por el fiscal de la Nación, Pablo Sánchez.

CADE es una institución valiosa, que, en sus años dorados, juntó cuerdas imposibles en el mismo auditorio, como el general Velasco Alvarado y los empresarios emblemáticos de la época, quienes defendían lo poco que quedaba de iniciativa privada. A esa épica fundacional se refieren los viejos cadeístas cuando hablan del ‘espíritu de Paracas’, que este 2017 fue más bien una brisa leve.

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