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departamento

Por: Janet Tamura. 

Un vínculo se forma de manera natural. Las vetas de la madera que recorren el suelo y el concreto del techo se encuentran y se equilibran. Son dos opuestos que se unen para darle un aspecto cálido a un departamento, de una superficie de 85m2, en donde el estilo industrial se siente en cada habitación. 

Los arquitectos ucranianos Denis Sokolov, Valeriya Sokolova, Artem Martynenko, Juliya Martynenko, Tanya Lazovaya y Anton Sokolov, de Svoya Studio, fueron los encargados de convertir este departamento, en un lugar donde el relax se traduce en materiales naturales y espacios abiertos. 

No hay muros que separen la sala, el comedor y la cocina. Todo se integra en una gran área de 46m2, en la que el cemento y las tuberías de hierro-que surcan el techo-marcan el estilo predominante.

Lazovaya explica que los reposteros altos y bajos, y el lavadero están ocultos tras las puertas de una gran caja de metal negro, que aparenta ser un muro que da hacia el comedor. La placa de cocina se instaló en una barra desayunadora, flanqueada por dos ventanas que se asemejan a cuadros urbanos. Un aparador pone la cuota rústica y cálida; es turquesa oscuro y tiene un acabado avejentado que le ofrece una fuerte presencia al sitio. Completa este rincón un botellero con varillas de madera.

Calor de hogar 

La luz amarilla que despiden las velas y las luminarias transmiten una sensación acogedora, y son la mejor herramienta para hacer más cálido este departamento industrial. 

Los revestimientos son los protagonistas. La belleza de la madera expuesta de la manera más natural, sin acabados, se luce en la pared principal, a modo de enchape, y un sencillo sofá gris es un complemento cómodo. El toque pintoresco, juvenil y artístico lo pone 8-Bit, que es una reinterpretación moderna de los antiguos rosetones de yeso. Esta pieza, creada por Svoya Studio, es una aplicación hecha de madera, donde destacan en altorrelieve diversos personajes de videojuegos, como Pac-Man. 

La dualidad entre lo cálido y lo frío se materializa con más fuerza en el comedor; por ello, la mesa hecha de un tablero de roble y base de metal es la muestra más clara. En este lugar la atmósfera relajante no es ajena, ya que es posible encontrar la paz echado en una hamaca colgada de una columna de concreto y en el cubo de metal que oculta los reposteros de cocina.  

El dormitorio no es ajeno al estado natural de los materiales. El techo, revestido con placas de madera, se alinea con el piso de parqué y la cabecera de la cama, que exhibe las vetas de este elemento. El énfasis de movimiento y la modernidad los pone una intervención de tres paneles con clavos, titulado "8526 latidos", que viste la pared de la cabecera. 

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