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Redacción EC

No hay nada mejor que viajar cómodo y Felix Starck y su pareja Selima lo saben bien. Ellos decidieron que era tiempo de recorrer el mundo e iniciaron una ruta de Alaska a Panamá, cruzando Norteamérica. Con ese fin convirtieron un bus escolar en una casa rodante de lo más acogedora.

La pareja adquirió el vehículo por 9 mil dólares y gastaron otros 70 mil en reformarlo. Ambos querían todas las comodidades en él, así que instalaron cañerías, cableado eléctrico, ducha y hasta un baño seco.

Las paredes del bus fueron recubiertas con listones de madera reutilizada. Los muebles fueron hechos a medida para adaptarse al área reducida y se pliegan para cuando se requiere más espacio. Para conocer más detalles de esta casa rodante, recorre la galería de la nota.

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