Kevin Moreyra tiene un récord profesional en MMA de tres victorias y una derrota. (Foto: Alonso Chero/El Comercio)
Kevin Moreyra tiene un récord profesional en MMA de tres victorias y una derrota. (Foto: Alonso Chero/El Comercio)
Gino Alva Olivera

Kevin Moreyra empezó a pelear muay thai cuando tenía 15 años. Hoy, casi una década después, está abocado a su carrera como luchador profesional de artes marciales mixtas () y tiene un récord profesional de tres victorias y una derrota.

Moreyra, integrante del equipo Pitbull Martial Arts Center (PMAC), viajó a Ecuador para enfrentar este sábado 1 de julio para enfrentar al local Romel Orosco, invito en dos peleas, en el evento EMMA 11. El combate ha sido pactado en peso pluma (65,7 kg).

–Días antes de tu viaje a Ecuador, la organización anunció el cambio de tu rival, ¿te afecta eso de algún modo?
Sí, porque tenemos que trabajar en pocos días en base a otra personal. Pero mentalmente no me afecta para nada: el peso pactado sigue siendo el mismo. Además, yo entreno fuerte y siempre digo que todo cae por su propio peso. Esta vez no será diferente.

–La pelea será en Cuenca, donde la altura es un poco mayor a 2.500 metros sobre el nivel del mar (msnm), ¿cómo afrontas ese factor?
La verdad, es la primera vez que voy a pelear en altura. Sin embargo, estoy acostumbrado a entrenar fuerte y a resistir siempre. Creo que básicamente será lo mismo.

–Acostumbras pelear en peso gallo (61 kg), pero en esta ocasión subes a pluma (65,7 kg), ¿existe la posibilidad de seguir compitiendo ahí?
No me incomoda pelear en peso pluma. Estoy fuerte y entreno todos los días con gente muy fuerte, algunos más pesados. Pero creo que mi categoría está en los 61 kg, ahí me siento mejor.

–Me comentabas que normalmente cortas de 7 a 9 kilos para dar el peso en tus combates. Cuando no estás en período de competencia, ¿cuidas mucho tu alimentación o eres relajado en ese aspecto?
Como súper bien, en mi casa siempre cocinan saludable: harta fibra, avena, esas cosas. Cuando no tengo que cortar peso quizá como un poco más de lo normal. Claro que de vez en cuando me doy un gustito para estar tranquilo mentalmente y no estresarme tanto.

–¿A qué edad empezaste en los deportes de contacto?
Empecé haciendo karate a los 6 años, pero por los estudios se truncó un poco. A los 15 retomé el deporte entrenando MMA tres veces por semanas y luego me metí de lleno al muay thai. Ahí fue que empecé a entrenar fuerte y con la mira en algo más allá de un simple pasatiempo. Es más, comencé a competir a los cuatro meses de haber empezado.

–En tu última pelea contra el brasileño Patrique Tavares se te vio sólido arriba, pero cuando fueron al suelo te puso en apuros…
Siempre hay que mejorar, arriba y abajo. Patrique es un peleador duro, tiene un cinturón negro de jiu–jitsu. Sé que hubo cosas que no debí hacer, pero las peleas están para eso: desarrollarse y mejorar. La pelea la he vuelto a ver varias veces, pienso que fue entretenida y dura. El rival era muy técnico, pero felizmente pude llevarme la victoria.

Moreyra aprovecha sus ratos libres para escuchar música, cantar, ir al cine y leer. (Foto: Alonso Chero/El Comercio)
Moreyra aprovecha sus ratos libres para escuchar música, cantar, ir al cine y leer. (Foto: Alonso Chero/El Comercio)

–¿Trabajas en algún proyecto personal además de las MMA?
Estoy terminando la carrera de administración en la universidad Garcilaso. Estoy en el décimo ciclo, pero este ciclo lo he dejado por mi carrera deportiva. Estudiar fue un trato que hice con mis papás para seguir compitiendo, pero pelear MMA es mi pasión. Voy a ponerle todo el punche para seguir adelante.

–¿Tienes algún ritual antes de tus combates?
Antes de pelear, voy a [la iglesia de] las Nazarenas a ver al Señor de los Milagros. Trato de meditar, incluso reviso la pelea en mi cabeza. Y antes de entrar a la jaula siempre doy tres saltos con el pie derecho.

–¿Qué opina tu familia de que te dediques a pelear profesionalmente?
Al principio no les gustaba mucho a mis padres. Mi mamá es muy nerviosa, creo que si me viera pelear se metería a la jaula a pedir que paren todo [risas]. Aunque no vayan a verme, en mi familia me apoyan bastante.

–¿Cuál es tu objetivo como peleador?
Quiero ser campeón en la liga más grande del mundo, mi meta es la UFC. Pienso que todos los peruanos deberíamos pensar así: ser los mejores del mundo cada uno en su disciplina.

–Y hoy, a tus 24 años, ¿cuán cerca te sientes de UFC?
Vamos de a pocos, hay que seguir ganando peleas y cumplir los objetivos que nos vamos trazando, dar los pasos que hay que dar. Todo llega si trabajas duro y haces las cosas profesionalmente y de la forma en que deben hacerse.

–¿Hay algún luchador al que admires o te inspire?
Me gusta bastante Georges St–Pierre (GSP). Creo que él es el primer peleador que vio las cosas de una forma más detallada: su preparación física, su alimentación, la parte mental. Él viene de un arte tradicional, el karate, y quizá eso lo hace más disciplinado y ve las cosas de un modo más humilde. GSP no subestima a nadie.

–Después de este combate, ¿qué sigue en tu carrera? Quedó pendiente el combate con Jorge Cuenca.
Sí, quedó pendiente la pelea con ‘Karateca’. Yo no busco un rival específico aquí en el Perú. El rival que me ponga el profesor Iván [Iberico] es el que tiene sentido para mí.

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