Chicago
Chicago

Una reciente visita a Chicago me permitió descubrir una hermosa ciudad de casi 10 millones de habitantes, que tiene bien ganada la fama de competir con Nueva York como la capital de la arquitectura moderna y los rascacielos en EE.UU. Gracias a su privilegiada ubicación, a orillas del lago Michigan y en conexión con los ríos del este, centro y sur del país, fue uno de los centros de la expansión estadounidense del siglo XIX.

Tuve la suerte de hospedarme cerca de la Magnificent Mile, lo que me permitió recorrer y observar en todo su esplendor la famosa arquitectura de Chicago. Además del apelativo de ‘Windy City’ (por los vientos producidos por el lago), tiene otro sobrenombre curioso: ‘Second City’. Popularmente se cree que esto es por estar detrás de Nueva York como la segunda ciudad en importancia de EE.UU. Sin embargo, la verdadera razón es que es una segunda urbe totalmente reconstruida, luego de un incendio masivo en 1871 que arrasara con gran parte de la vieja ciudad de madera.

Disfrutando de un tour arquitectónico a lo largo del río Chicago, que describía la construcción de los principales rascacielos, me vino a la mente la reconstrucción que debemos emprender para nuestras ciudades costeras del norte con bases más sólidas y que estará a cargo de un excelente egresado de la Universidad de Chicago como es Pablo de la Flor.

Chicago refleja muy bien el ciclo económico reciente. Con la crisis financiera del 2009, la tasa de desempleo se disparó hasta 12%. Hoy, la recuperación ha sido completa, pues registra un desempleo de 4,2%, dos décimas por debajo del promedio nacional, la tasa más baja de los últimos diez años. Encontré mucha actividad económica boyante en las áreas financieras, comerciales y turísticas de la ciudad.
Ciertamente, en mis largas caminatas, también me crucé con ‘homeless’. Los habitantes de Chicago con educación superior parecieran estar bien conectados con la economía moderna, pero muchos trabajadores de la “vieja” economía de la manufactura, con empleos de baja calificación, estarían viviendo situaciones difíciles de empleabilidad.

Agradezco la invitación de la Universidad de Chicago para discutir las políticas públicas en la región, en el marco del foro Latin American Matters, de la Escuela Harris de Políticas Públicas. Una buena parte del panel se centró en el descalabro de Venezuela, en contraste con una mejor situación y perspectivas en países de la Alianza del Pacífico como Colombia, México y el Perú. Estando allá, respiré el ambiente de una de las escuelas de economía y negocios más importantes del mundo, donde aún dicta un Nobel con mucha vigencia, como James Heckman, y se recuerda con gran aprecio a Milton Friedman y Gary Becker.

Antes del viaje, Chicago básicamente representaba para mí los Bulls de Michael Jordan, el grupo musical del mismo nombre, y su famosa escuela de economía. Ahora, significa mucho más y la incluyo entre mis ciudades favoritas en EE.UU.

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