(Foto: El Comercio)
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En momentos en que los peruanos vivimos intensamente el retorno de la Blanquirroja a un Mundial y soñamos con la clasificación a octavos de final, otro es el partido que juega el Perú por atraer . La competencia en ese campo es tan reñida como en el fútbol. Cada país busca superar a los demás con todos los medios a su alcance para inclinar la cancha a su favor.

La IED es considerada uno de los pilares fundamentales para lograr el desarrollo económico y contribuye a generar empleo, aumentar las exportaciones, impulsar la recaudación y reducir los índices de pobreza. Por eso, es realmente alarmante que desde el 2015 el flujo de IED recibida por el Perú se haya estancado, después de varios años de rápido crecimiento. Este es el resultado de una combinación de factores como la rigidez de nuestro régimen laboral, las trabas burocráticas, la inseguridad y el ruido político.

Para salir de este letargo es preciso crear un entorno más adecuado para la IED, tomando medidas concretas que apuntalen nuestra competitividad. Es imprescindible dar señales claras que eleven las expectativas y transmitan confianza al inversionista, cuyos capitales, a fin de cuentas, son los que generan desarrollo.

En suma, necesitamos hacer que a la IED le convenga apostar por el Perú más que ir a otros lugares, y para lograrlo lo más recomendable es enfocarse en abaratar el costo de hacer negocios en el país. Una de las formas más sensatas y eficaces es aligerando la pesada carga tributaria que deben soportar las empresas foráneas que buscan incursionar o ampliar sus operaciones en el mercado peruano, mediante la celebración de convenios para evitar la doble imposición internacional.

Estos tratados sirven para que las empresas de un país que hacen negocios en otro no paguen impuestos por la misma actividad en ambos lados. El Ministerio de Economía y Finanzas reconoce en su página web que “generan un ambiente favorable para la inversión, consolidan un marco legal seguro y predecible, que resulta vital para la toma de decisiones de los inversionistas, y son instrumentos que pueden usar las administraciones tributarias para enfrentar la evasión fiscal internacional”.

No se entiende, por tanto, cómo mientras Chile (por citar un ejemplo cercano) cuenta con 32, el Perú hasta ahora solo tenga 8 de estos convenios. Ello, para no compararnos con países más avanzados como Australia, Dinamarca o Francia, nuestros rivales en la fase de grupos de la Copa del Mundo, que actualmente tienen 45, 76 y 124 respectivamente. De un tiempo a esta parte, hemos acortado distancias en el fútbol, pero en lo que toca a este tipo de acuerdos siguen siendo enormes.

Todos queremos ver ganar al Perú y no solo en Rusia 2018. Lo que queda claro es que para que se haga realidad, hacen falta más que buenas intenciones. La clave está en cambiar el chip, ponerle fin a la pasividad e inacción y dejarlo todo en la cancha, tal como lo viene haciendo la selección nacional.

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