La inflación ha subido más lento de lo esperado. (Foto: Getty Images)
La inflación ha subido más lento de lo esperado. (Foto: Getty Images)

Recientemente, se ha retomado el tema de la inflación a nivel mediático y coyuntural. A efectos de contribuir a una adecuada interpretación acerca de dicho fenómeno, es necesario identificarlo con una perspectiva más estructural. De hecho, la inflación ya no es un problema en el Perú y las probabilidades de su presencia, como en el pasado, casi son inexistentes. Veamos por qué. 

Si refrescamos memoria, en la década de los años ochenta, por ejemplo, el crecimiento exacerbado del crédito primario en el interior de un modelo que privilegiaba el cierre de nuestra frontera comercial y financiera, el control de precios y la presencia extrema del Estado generó el caldo de cultivo apropiado para experimentar una década con una inflación promedio anual de alrededor del 380% anual y una recesión donde el PBI cayó casi 1%. No en vano los peruanos identificamos esa década como perdida. 

Sin embargo, hoy en día, debemos estar claros que la inflación, como antaño, se eliminó en un contexto en que, en términos breves y generales, se suscitaron tres grandes acciones. Primero, como resultado de la modificatoria de la ley orgánica y estatutos de nuestro Banco Central de Reserva (BCR), hacia inicios de la década de los años noventa. Antes de ello, el directorio del ente emisor no estaba prohibido de financiar la brecha fiscal y de allí, obviamente, partió el origen central del problema. Ese fue el gran cambio estructural de cuyos beneficios gozamos hasta el día de hoy. 

Segundo, hacia inicios de la presente centuria en el directorio del BCR de ese entonces, aprobamos el establecimiento de las metas explícitas de inflación, con lo cual se transparentó algo más el manejo monetario y, con muy breves excepciones nos manejamos dentro de un rango inflacionario anual entre 1% y 3%. En dicho entorno, hoy en día nos podemos dar el lujo de dosificar la dinámica de la política monetaria con cierto sesgo contracíclico y sin peligro inflacionario. Segundo gran cambio. 

Tercero, la posibilidad de presenciar grandes sobresaltos cambiarios con secuelas inflacionarias, como en el pasado, también está acotada. La fuerte disponibilidad de reservas internacionales y la dosificada intervención del BCR han generado que nuestra economía disponga del comportamiento menos traumático y más predecible del tipo de cambio en la región latinoamericana. Gran escenario, de este lado, para desarrollar negocios. 

Aun en un escenario no deseado de crisis a nivel internacional, similar al que enfrentamos hacia fines del 2008, no deberíamos tener una preocupación mayor sobre la dinámica inflacionaria y cambiaria, dado que disponemos de holgura de reservas internacionales y de un muy manejable nivel de endeudamiento público como para reaccionar contracíclicamente sin generar grandes sobresaltos. Hoy las sombras de posibles crisis inflacionarias y devaluatorias han sido superadas largamente en el Perú. 

A pesar del entorno y ruido político, a pesar de la mediocridad de nuestro Estado, el frente productivo sigue aportando crecimiento y valor agregado. ¿Qué no haría nuestro sector privado si superáramos las taras y deficiencias que por 200 años de república enfrentamos de nuestro frente político?