Fred Rohner nació en Itajubá, Brasil, estudió lingüística y literatura en la PUCP y Filología Hispánica en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Madrid. [Foto: Eduardo Cavero]
Fred Rohner nació en Itajubá, Brasil, estudió lingüística y literatura en la PUCP y Filología Hispánica en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas en Madrid. [Foto: Eduardo Cavero]
Jorge Paredes Laos



Nuestra historia —como tantas otras— está también hecha de mitos, medias verdades o ficciones. El investigador y filólogo Fred Rohner reunió algunos de estos relatos en Historia secreta del Perú, en el que —por ejemplo— narra cómo ciertos psicosociales, por más delirantes que parezcan hoy, se consideraban verdaderos a mediados de los noventa.

A raíz de los últimos acontecimientos políticos conversamos con Rohner sobre los ideales republicanos, los indultos, las conspiraciones y las negociaciones bajo la mesa.

¿Cuántos de nuestros mitos son una respuesta popular a estas medias verdades o hechos que han sido ocultados para favorecer a grupos o intereses particulares?
Muchas veces la población ha aderezado algunos acontecimientos. Siempre imagino que mucho de eso tiene que ver con el deseo, por un lado, de crear una verdad menos dolorosa o más digna; y, por otro, suelo creer que los peruanos somos dados al relato, a la fabulación, por ello muchos de esos acontecimientos han sido recreados para hacer más vívida la Historia. En otros casos, entre las clases populares, me he encontrado con relatos recreados como parte de una negociación no pactada para engrandecer su participación en tal o cual acontecimiento. Sin embargo, todos esos casos de fabulación histórica me preocupan menos que los dirigidos por los grupos de poder o por quienes administran en un momento el Estado. Pienso, por ejemplo, en la intentona más o menos reciente del Congreso por entrometerse en los contenidos del currículum escolar en materia de historia o de derechos ciudadanos y, claro, se vuelve tan evidente el interés político de algunos grupos por dominar la Historia que, para cualquier historiador, debe resultar escandaloso.

¿Hay espacio para el humor en medio del vértigo y la sinrazón histórica? Creo que el humor no es un enemigo de la narración histórica. En las primeras décadas del siglo XX, la revista Variedades se sirvió del humor gráfico en sus portadas para abordar temas que eran tratados de manera más tímida en su interior. El problema con el humor es que, en muchos casos, supone una trivialización de los hechos a tal punto que los convierte en clichés. Sin embargo, cuando subo a un taxi y escucho Los chistosos en la radio, el comentario del taxista no suele ser sobre Rossini o Vidaurre, sino sobre los políticos a quienes estos imitan. En algún sentido, ese humor permite a muchas personas informarse, juzgar, criticar a la clase política.

25 de diciembre del 2017. Las personas mostraron su rechazo  Alberto Fujimori  [Foto: Johnny Aurazo]
25 de diciembre del 2017. Las personas mostraron su rechazo Alberto Fujimori [Foto: Johnny Aurazo]

Después de los sucesos recientes, ¿debemos seguir creyendo que existen partidos políticos y proyectos nacionales?
El asunto de si existen o no partidos políticos prefiero dejárselo a los politólogos. En mi opinión hace mucho que dejaron de funcionar. Con no honrosas excepciones, cuando uno escucha a algún miembro de un partido hablar de la base ideológica de su agrupación, la verdad es que da vergüenza ajena.

¿Por qué pareciera que los peruanos negamos los ideales republicanos?
Jamás hemos sido formados en ellos. Seguimos a la cola en temas de educación. Cuando este gobierno intentó incluir materias de derechos ciudadanos básicos, dejamos que aparecieran no sé qué recatafila de curas, pastores, etc. a cuestionar lo que debería ser un primer paso para alcanzar una educación laica, sustento de cualquier república.

¿Crees que el reciente indulto a Fujimori, por la forma en que se ha gestado, entra en esta “historia nacional de la infamia”?
Independientemente de si es legal o no, hay que tener poca sangre en la cara para dar el indulto la víspera de Navidad. Estratégicamente podía parecer una gran jugada de PPK, pero la impresión que queda es que ha sido un acto cobarde, tan cobarde que ha tenido que salir más de 24 horas después a dar un mensaje a la nación que, lejos de tranquilizar a la población, ha terminado por exacerbar los ánimos de muchos. Por más que lo nieguen y lo sustenten con una junta médica, este indulto quedará grabado como parte de una negociación política. No soy abogado, pero hasta donde he podido informarme el indulto parecería no aplicarse a delitos contra los derechos humanos. De ser así, lo que más me preocupa es el precedente que estamos dejando y la percepción de organismos supranacionales.

25 de diciembre del 2017. Miles de personas marcharon contra el indulto a Alberto Fujimori. [Foto: Johnny Aurazo]
25 de diciembre del 2017. Miles de personas marcharon contra el indulto a Alberto Fujimori. [Foto: Johnny Aurazo]

En tu libro te ocupas de los psicosociales del fujimorismo. ¿Cómo te imaginas que contarán este indulto los historiadores del futuro?
Me ocupo de uno de esos psicosociales, el de Sarah Ellen, que siempre me pareció la expresión más vergonzosa del circo político-mediático. ¿Cómo se contará esto en el futuro? Creo que aún estos acontecimientos no terminan. El indulto ya se dio, pero el país está agitado y no se han hecho públicas las últimas indagaciones sobre Odebrecht llegadas de Brasil. En todo caso, la Historia relatará esto del mismo modo en que ha relatado muchos otros acontecimientos deleznables. Iglesias ha quedado grabado en nuestro recuerdo como traidor, lo mismo Prado, etc. Alan García puede vanagloriarse todo lo que quiera de su segundo gobierno (que tampoco es para tanto), pero la memoria del primero lo perseguirá siempre. La marca de PPK será la de ser un pusilánime que terminó por faltar a su propia palabra.

Contenido sugerido

Contenido GEC