En 1961 se inició la colaboración entre Jack Kirby y Stan Lee. Juntos crearon una larga lista de superhéroes, como Iron Man, los X-Men, el Hombre Araña o Hulk. [Foto: wikimedia commons]
En 1961 se inició la colaboración entre Jack Kirby y Stan Lee. Juntos crearon una larga lista de superhéroes, como Iron Man, los X-Men, el Hombre Araña o Hulk. [Foto: wikimedia commons]


Por Alfredo Villar

En 1931, el filósofo John Dewey dio una conferencia en la Universidad de Harvard en la que afirmó algo que sigue siendo polémico y temerario: “Las artes que hoy tienen más vitalidad para la persona común son aquellas no consideradas artes, por ejemplo: el cine, el jazz, y, con mucha frecuencia, las tiras cómicas”. Y es que este pensador del pragmatismo y la democracia radical encontraba experiencias artísticas más intensas y plenas en los gustos plebeyos de la cultura de masas que en los de las élites.

     Plebeyos fueron también, como sabemos, los orígenes del noveno arte que en la década de los treinta daría el salto del formato de tira dependiente del periódico al del comic book o revista de historietas, lo que originó una nueva industria de entretenimiento popular y una etapa que los historiadores denominan como “la edad de oro” del cómic norteamericano. Etapa que tendría como figura arquetípica el Superman de Siegel y Shuster, de la que brotaría toda una tradición de literatura visual para las masas, pero sobre todo de una mitología de héroes y salvadores para las cada vez más peligrosas y agobiantes urbes.

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Fue en estos años que un chico de familia judía de los barrios bajos de Nueva York llamado Jacob Kurtzberg (nacido el 28 de agosto de 1917) consumía vorazmente tiras y comic books, novelas pulpy de aventuras, a la vez que dibujaba y dibujaba, sin cesar. Las penurias económicas lo obligaron a abandonar la escuela a los 14 años para buscarse la vida como repartidor de periódicos, pero a los 18 ya pudo mantenerse con sus habilidades artísticas al entrar como dibujante en el estudio de los hermanos Fleischer, en cortos animados para el cine de Betty Boop y Popeye.

Jack Kirby, a la izquierda, y Joe Simon, co-creadores del cómic Capitán América. [Foto: AP]
Jack Kirby, a la izquierda, y Joe Simon, co-creadores del cómic Capitán América. [Foto: AP]

     Solo trabajó un año ahí. La “producción en serie” de cortos animados no era su sueño y comenzó a laborar en un sindicato de dibujantes para periódicos, única manera que tuvo para llegar con sus personajes propios a la masa, además de un sueldo aceptable. Kurtzberg aún no usaba el seudónimo que lo haría famoso, y firmaba con distintos alias para diversas compañías de historias gráficas. Ya en 1941, bajo el nombre de Jack Kirby, firmó (junto con el guionista Joe Simon) su primer personaje trascendente: Capitán América.

     En plena Segunda Guerra Mundial, Kirby dio vida al personaje nacionalista estadounidense por excelencia, quien tenía por enemigo al mismísimo Adolf Hitler. Esta lucha contra el nazismo se convertiría en una experiencia real para el mismo artista, que sería llamado a combatir en el conflicto, en la primera línea de infantería.

     Al finalizar la guerra, Kirby regresó con dos medallas sobre el pecho y, junto al guionista Simon, se dedicó a crear distintas historietas y personajes, transitando por todos los géneros posibles —ya sean infantiles, amorosos, de serie negra, western y ciencia ficción—. Y así pasó el tiempo, hasta que en 1961 Kirby se encontró con la otra leyenda del cómic: Stanley Martin Lieber, más conocido como Stan Lee.

     Con él formaría la dupla creativa que daría origen a la llamada “edad de plata” del cómic. Crearon personajes perennes en el imaginario colectivo, como los Cuatro Fantásticos, Iron Man, los X-Men, el Hombre Araña, Hulk, y un largo etcétera.

     La dupla se identificó, por un lado, por los guiones de Stan Lee, que se caracterizaban por la humanización de sus héroes, quienes tenían las mismas fobias, temores y manías que cualquier hombre. Seres extraordinarios pero también frágiles con los que su nueva audiencia empatizó. En el caso de Kirby, su dibujo de trazos gruesos y sencillos, casi expresionistas pero de compleja composición espacial, se unieron con su gran habilidad como narrador visual.

1941. Jacob Kurtzberg, bajo el nombre de Jack Kirby, firmó su primer personaje trascendente: Capitán América.
1941. Jacob Kurtzberg, bajo el nombre de Jack Kirby, firmó su primer personaje trascendente: Capitán América.

     Así lo afirma el mismo Stan Lee en su autobiografía: “Nadie dibujaba una historieta como Jack Kirby. No solo era un gran artista, era también un gran contador de historias visuales. Sabía cuándo presentar un plano general y cuándo un primer plano. Nunca dibujaba un personaje que no se viera interesante o una posición que no fuera dramática. Virtualmente en cada uno de sus paneles hay algo de lo que asombrarse. Siempre han existido artistas que se concentran más en producir ilustraciones impresionantes que en contar de una manera clara e irresistible una historia; Jack no era uno de esos”.

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La asociación con Lee y los estudios Marvel duraría toda una década. Luego, Kirby trabajó en DC, y regresó a Marvel a mediados de los setenta; se retiró definitivamente de esta en 1981. Problemas creativos y de derechos fueron sus motivos, y también el inicio de una lucha en sus últimos años por recuperar no solo sus regalías, sino sus dibujos originales, que empezaban a adquirir en el mercado precios exorbitantes.

     Kirby continuó dibujando para distintas compañías hasta que lo sorprendió la muerte en 1994. En la actualidad, sus personajes son parte de la millonaria industria de los sueños hollywoodense, pero más allá de las superproducciones y los blockbusters, Jack Kirby seguirá siendo el rey creador de entrañables héroes que aún nos ayudan a sobrevolar las ansiedades de la vida urbana y lo cotidiano.


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