(El Comercio)
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Más de 150 inmuebles del emporio comercial de incumplen normas de edificación antisísmica exigidas por la ley.

Esta medición fue realizada por El Comercio en colaboración con especialistas del Centro de Estudios y Prevención de Desastres (Predes).

La situación pone en riesgo a las 200 mil personas que diariamente compran o trabajan en Gamarra. Durante la temporada navideña, el público que acude por día a la zona llega al medio millón.

—Sin separación—
Una de las anomalías más frecuentes es la existencia de edificios altos sin ninguna separación con el inmueble colindante, pese a que el Reglamento Nacional de Edificaciones (RNE) la exige desde los años 90. Para evitar el choque y eventual colapso, las construcciones deben estar alejadas entre 0,5 metros y 2 metros.

José Sato Onuma, asociado del Predes y especialista del Colegio de Arquitectos del Perú, explica que, durante un sismo, las edificaciones se mueven lateralmente como un péndulo invertido. “A mayor altura, el movimiento lateral es más pronunciado. Por ello, por seguridad ante sismos, se establece una separación”, dice.

Para obtener la licencia de construcción que otorga la municipalidad es necesario consignar esta separación en los planos del inmueble.
Pese a este requisito, este Diario contó más de 30 edificios de tres pisos o más completamente pegados uno de otro. Uno de los casos más preocupantes es el de un inmueble de 15 pisos ubicado en la cuadra 15 del jirón San Cristóbal. Está pegado a un inmueble de 10 pisos por la derecha y a otro de tres niveles por la izquierda.

Se construye así por la idea de que cada centímetro menos de ancho significa perder metros cuadrados de espacio de venta. Sin embargo, hoy puede significar la pérdida total de lo invertido en segundos”, dice Sato.

Un segundo error en las construcciones de Gamarra es la estrechez de los inmuebles de mucha altura. Un ejemplo es la galería Olinda, en la cuadra 10 de Antonio Bazo. Tiene 13 pisos y no más de dos metros de ancho. “Al ser muy alto y tener una fachada muy angosta, el desplazamiento lateral ante un sismo es mayor”, explica Sato. Adentro, la galería muestra la licencia de funcionamiento y la de Defensa Civil.

La autoconstrucción es la tercera mala práctica en Gamarra. En el emporio comercial, hay manzanas con hasta 10 inmuebles donde se han construido niveles superiores precariamente con ladrillos tipo pandereta, prohibidos para paredes principales, pues tienen 50% de vacío de aire.

—Descargo y letargo—
Fuentes de la Municipalidad de La Victoria indican que sus inspectores técnicos supervisan constantemente las construcciones, pero muchas veces los jefes de obra y propietarios ignoran las prohibiciones de continuar los trabajos.

Un ejemplo de esta situación es un sótano clandestino de cuatro niveles subterráneos descubierto el 27 de junio en la cuadra 8 del jirón Antonio Bazo, en Gamarra. El túnel atraviesa por debajo toda la manzana hasta llegar al otro extremo de la cuadra 1 de Sebastián Barranca.

La obra fue declarada antirreglamentaria y peligrosa para todo el edificio superior (de cuatro pisos). Sin embargo, según varios comerciantes de los predios aledaños, los obreros aún realizan jornadas en el interior, con las puertas bloqueadas.

Diógenes Alva, uno de los principales dirigentes del emporio comercial, cree que detrás de esta situación existe una omisión de funciones de la comuna de La Victoria.

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