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Caos en el Metropolitano por mala programación de buses
Jorge Malpartida Tabuchi

‘Espacio’: según la RAE, es la “extensión que contiene toda la materia existente” o la “distancia entre dos cuerpos”. Para los limeños que utilizan a diario el , podría existir otra acepción: espacio es lo que nunca se encuentra en los buses o las estaciones.

Marina es una usuaria que todos los días lucha para no desaparecer entre tanto cuerpo apretujado. A las 6 p.m., en la estación central, corretea de un lado a otro en busca de un bus que la lleve a Chorrillos.

“A veces estoy esperando varios minutos a que pase una C, pero se demoran o están llenas. Cuando veo que en otro embarque hay un bus de otra línea que también va al sur, dejo mi cola y corro para alcanzarlo”, dice.

Según la joven, no se puede predecir en qué cola encontrará sitio porque hay días en que puede haber muchas C y otros en los que escasean. Esta incertidumbre surge desde que se ingresa a las estaciones, donde muchas pantallas digitales no funcionan o dan información errada. Se puede leer que alguna línea llegará en tres minutos, pero bien podrían pasar diez sin que aparezca el bus. Lejos está este servicio de lo que sucede en ciudades como Madrid, donde uno puede saber el minuto exacto de llegada de un bus a un paradero a través de una aplicación.

Además de la saturación del servicio (los pasajeros pueden esperar hasta 40 minutos en colas que invaden varias puertas de embarque), El Comercio constató junto a especialistas que el Metropolitano tiene problemas de sincronización de buses. Por ejemplo, todos los días, desde las 7 p.m., por cada tres buses de la línea A que circulan hacia el Centro de Lima solo sale una línea C, que se dirige al sur. Decenas esperan entre 15 minutos y media hora hasta que aparecen estas unidades.

Esto se repite en todas las estaciones. Cerca de las 3 p.m. de ayer, pasaron tres buses de la línea B seguidos por la estación 28 de Julio (los dos últimos casi vacíos) y recién después de varios minutos apareció uno repleto de la línea C.

Los problemas de programación incluso generan que los pasajeros se queden encerrados en las estaciones. El lunes pasado, un grupo de personas que recién habían descendido de los buses no podía salir de la estación Javier Prado. Según el controlador, existía la orden de no abrir las puertas a partir de las 11:16 p.m. Sin embargo, pasadas las 11:30 p.m., los buses seguían dejando pasajeros en ese punto. Luego de 15 minutos, los dejaron salir. A las 11:40 p.m. otro grupo llegó y estuvo atrapado varios minutos. Ningún operario los atendió, así que forzaron la puerta para salir.

¿Por qué sucede todo esto?

—Acusaciones mutuas—
Pro Transporte, entidad de la Municipalidad de Lima que administra y controla el servicio (y, por ende, sincroniza los buses), asegura que cuentan con un sistema de control y que una de sus medidas es enviar más expresos a estaciones como Canaval y Moreyra, Javier Prado o Canadá.

Según Pro Transporte, a diario se realizan 700 mil viajes en las rutas troncales y alimentadoras (el doble del 2010, cuando empezó a operar el servicio). De acuerdo con el contrato, al llegar a esta cifra los operadores deberían incrementar el número de buses, según esta entidad. “Ahora operamos con la cantidad máxima de flota [...]: 300 buses articulados en la troncal y 222 buses alimentadores”, anota un comunicado enviado a este Diario.

Los operadores tienen otra versión. Ellos aseguran que a diario solo mueven a 500 mil pasajeros. Afirman que en los cálculos de la comuna no se toma en cuenta a los usuarios sino las validaciones, es decir el paso de la tarjeta por el lector, por lo que una persona podría estar haciendo más de un viaje.

Añaden que no pueden incrementar la flota porque la actual infraestructura está incompleta. “La municipalidad no ha cumplido sus obligaciones contractuales: erradicar los buses informales a lo largo del trayecto y completar la vía troncal hacia Carabayllo. Si ponemos más buses en estas condiciones, la congestión en las estaciones podría incrementarse”, explica Natale Amprimo, asesor legal de Transvial, Lima Vías Express y Perú Masivo.

Estos incumplimientos, según Amprimo, generan fallas en la programación de las rutas y afectan la fluidez de los buses.

—¿Qué hacer?—
Alexandre Almeida, director de Ingeniería Civil de la Universidad de Lima, señala que el modelo de programación debería priorizar el bienestar del usuario. “No solo se necesita que pasen más buses sino que tengan capacidad para recoger a los pasajeros sin que viajen apiñados”.

Indica que se deben actualizar los estudios de demanda del Metropolitano para atender bien a los usuarios. “El tráfico es cambiante porque una ciudad es dinámica. Al menos cada año debe ajustarse el modelo para saber en qué estaciones y horarios se requiere más buses”, dice.

Luis Quispe Candia, presidente de la ONG Luz Ámbar, recomienda a la comuna tercerizar el control y programación del servicio a una empresa especializada. De esta forma se podrían poner parámetros y penalidades en caso de que se incumpla la sincronización de rutas. 

DATOS

- 37 estaciones tiene la ruta troncal del Metropolitano que va desde Chorrillos hasta Independencia. Entre servicios regulares y expresos tiene 14 rutas.
- S/9 millones invertirá la Municipalidad de Lima en construir la nueva estación Andrés Reyes, en San Isidro. Estará lista en octubre, según Emape.
- 2,5 soles vale el pasaje del Metropolitano. Este precio se mantiene desde el 2014. En el 2010, el precio inicial fue de S/1,5. En el 2012, subió a S/2.

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