Edwin Higuchi 'Pésimo' (Foto: Archivo personal)
Edwin Higuchi 'Pésimo' (Foto: Archivo personal)

Esta historia se inicia en las paredes de Santa Catalina, a fines de los años 90. En aquellos días, Edwin Higuchi 'Pésimo' esperaba con ansiedad salir del colegio para volver a su casa, almorzar veloz y salir disparado a la calle para estar con sus amigos, casi como cualquier adolescente hasta hoy. Pero Edwin tenía una pasión y un talento que iba forjando spray en mano. Crecido en una familia de artistas, desde niño sintió fascinación por el grafiti y las diferentes posibilidades del Street Art. El documental "Style Wars", que cuenta los orígenes de esta manifestación de arte urbano y del hip hop, dejó una gran huella en él.

"El grafiti me enamoró desde la primera vez que lo vi –nos cuenta– fue una forma de hacer algo diferente al arte que hacía mi familia. Estar en la calle era una manera de pintar sin que nadie me viera. Me ayudaba a individualizarme".

Pero había un elemento importante: en aquellos años no había en Lima una escena de Street Art y a los grafiteros se les consideraba como simples vándalos. Los problemas con la ley no se hacían esperar. Pero Edwin estaba dispuesto a demostrar que no es lo mismo alguien que pinta una pared con un símbolo de algún club de manera burda, que un muchacho que usa esa misma pared como si fuera el lienzo más preciado.

Aunque ese trabajo constante no ha sido reconocido aún por la "cultura oficial" de nuestro país, el Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá –la ciudad es considerada una de las principales capitales del grafiti y Street Art del mundo– sí valora los 20 años de carrera de Pésimo. Por eso, a través de Juan David Quintero, su curador, invitaron al artista nacional a celebrar esas dos décadas de trayectoria con una retrospectiva titulada "Camino".

A la capital colombiana ha llevado ocho ilustraciones y 13 lienzos (acrílico con spray) que trabajó desde hace casi dos años. “Para mí es una transición, porque siempre he pintado lienzos, pero nunca le he puesto tanto cuidado al detalle como a lo que pinto en la calle. Ahora, ese ejercicio ya se volvió mucho más serio, es un nuevo reto”, nos cuenta. Para su muestra se habilitó todo el segundo piso del MAC Bogotá. La muestra empezó el jueves 21.

Edwin Higuchi 'Pésimo' (Foto: El Comercio)
Edwin Higuchi 'Pésimo' (Foto: El Comercio)

PAREDES DEL MUNDO
En 20 años de carrera, Pésimo ha pintado en más de 40 ciudades del planeta: Tokio, Sao Paulo, Buenos Aires, Ciudad de México, Hamburgo, Barcelona, Madrid, Viena o Eindhoven son algunas de ellas. Esto lo ha convertido en un convencido de que las ciudades no se conocen solo a través de los catálogos turísticos. "He analizado cómo se ven otras ciudades a través del arte urbano. Cuando fui a Nueva York no visité la Estatua de la Libertad sino el Bronx. Esto en otros países también es locazo, porque otros artistas con los que contactas te llevan al barrio, sacan la comida, ponen música, conoces a más grafiteros, a sus familias. En el mundo hay una red de artistas urbanos siempre dispuestos a ayudarse", cuenta.

De todo el tiempo que tiene su carrera, recién los últimos 10 ha podido vivir de ella. "Hace 20 años no existía una escena, no había campañas publicitarias a las cuales adherirse o marcas que te convocaran. Por eso pintabas por puro gusto. Ahora pintar en la calle es 'cool'", confiesa Pésimo, quien tomó el apelativo no por pesimismo: solo le gustaba cómo sonaba. "La lección más grande que he aprendido es que siempre puedes dar más de ti mismo. Hay que ser inconformista y cuestionar todo, pero con un motivo", acota.

Pero él no es solo un artista. También es promotor del Street Art en nuestro país. Hace poco formó parte de la organización de Lima Mural, evento para el que invitaron a varios exponentes de ese estilo artístico para que pintaran murales en todo Miraflores, originando un circuito para ser disfrutado por todos. Por eso, antes de despedirnos, desliza su mayor deseo: "Ir cambiando la mentalidad de la gente es una de las cosas más gratificantes que tiene mi trabajo. Me gustaría convertir Lima en una ciudad como Bogotá, con una movida enorme y que se vuelva una importante capital del grafiti". Así sea.

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