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Museo Larco: ¿Cómo se convirtió en uno de los 25 mejores del mundo en TripAdvisor?
Maribel De Paz

Al llegar, el taxista advierte: “Señorita, ¿sabía que este es uno de los 25 mejores museos del mundo?”. Las buenas noticias también corren rápido. Felizmente. Inaugurado en 1926 por el arqueólogo Rafael Larco Hoyle, el museo que lleva su nombre recibe al visitante con una arquitectura y paisaje amables que buscan entregar no solo una apasionante lección de historia, sino una experiencia de disfrute integral. Están ahí no solo las salas de exposición con sus impactantes piezas de oro, alfarería y tejidos precolombinos, y su sorprendente depósito abierto con miles de huacos de piso a techo, sino también su destacado restaurante y amplios jardines y pasajes con detalles cordiales en cada esquina. Andrés Álvarez Calderón, director de la institución, da la clave de su éxito: “No somos un museo, somos una experiencia”.

—¿Qué dirías que tienen en común el Museo Larco con el Louvre, el MET de Nueva York o los demás museos de esta lista?
Hay un conjunto de museos que ya descubrió que el único tesoro no es su colección, sino que hay otro tesoro, que es su público. Y el común denominador es que están enfocados en pensar en el museo como un producto final para el visitante. Pero para eso hay un prerrequisito. Solo pueden pensar en el público los que ya resolvieron sus temas de colección: si tus piezas no están debidamente registradas, investigadas, conservadas o expuestas, es imposible tener el foco en el público. Entonces, quienes están pensando que el museo tiene dos tesoros, la colección y el público, son los que ya le hablan y escuchan al público de una manera distinta. Un museo tiene que entender que después de una hora y media ya estás cansado, y para eso tienes que hacer visitas y textos cortos, y hablar ameno. Además, no le puedes hablar a todo el mundo por igual. Cuando entiendes a quién te estás dirigiendo, sea a visitantes extranjeros o a escolares, puedes armar una experiencia a su medida, integral, holística: la gente quiere ver naturaleza, tomarse un café, no quieren que los atiborres de información o les pongas cuadros cronológicos complicados.

—Sino que lo captures con una historia apasionante, digamos.
Que tengas 'storytelling', que haya un hilo conductor en el cuento que estás contando, y que no sean solo datos, datos, datos. Y todos esos aspectos combinados hacen que, al final, lo que iba a ser una visita a un museo se convierta en una experiencia que no esperabas, lo que se refleja en un muy alto nivel de satisfacción. Y si bien es cierto que no somos un museo de la dimensión del Louvre, el D’Orsay o El Prado en Madrid, compartimos estos espacios básicamente por el nivel de satisfacción de nuestros visitantes.

—Y en este caso, ¿cómo se dio la evolución hacia este nuevo concepto de museo?
Lo primero que tenemos que decir es que todo esto se puede hacer gracias a la obra vanguardista de Rafael Larco Hoyle, quien lo fundó en 1926 y fue uno de los tres pioneros de la arqueología peruana junto con Max Uhle y Julio César Tello, cuando el medio arqueológico en el Perú tenía como gran discusión temas cronológicos, de cómo se ordenaron sucesivamente las culturas en el antiguo Perú. Entonces, para los 50 y 60 lo que tocaba era que los museos dejen claro los descubrimientos de la época en materia de cronología, y el Museo Larco respondió a la corriente que tenía que responder en ese entonces. Pero luego transcurren 50 años y el Museo Larco del 2010 no podía ser el mismo que el de 1960, y utilizando las teorías de nuestro fundador, se cruzó información con investigación antropológica y arqueológica moderna, y se construyó un discurso más afín a todo tipo de espectador. Hoy no puedes venir a un museo a paporretear qué cultura es antes o después una de otra. Quieres inspirarte, quieres que tu vida cambie, quieres que el museo te toque el alma. Y eso es lo que se hizo.

—¿Pero cuál es el paso fundamental para lograr esto, para tocar el alma del visitante?
Empatía. Esa es la palabra mágica. Tienes que ponerte en la posición del visitante. Estamos en una era en la que hay una necesidad urgente de identificarnos, de encontrarnos a nosotros mismos, y la narrativa del Museo Larco tiene mucho con encontrar tus propias raíces, con entenderte como ser humano, con entender cómo el ser humano pasó de ser un nómade a un agricultor, cómo construyó ciudades y cómo estas civilizaciones no han parado de desarrollarse. Entonces, sabiendo que somos la misma civilización, nos encontramos con nuestro verdadero origen. Ahora, que un museo peruano aparezca en la lista de los mejores del mundo es un punto de inflexión, porque los peruanos somos noveleros y esperamos ir a Nueva York o a París para visitar un museo. El hecho de que el público internacional haya ubicado al Museo Larco en la lista de los 25 mejores del mundo es un espacio de reflexión sobre la gran labor que hacen muchos museos peruanos. El Museo de Arte de Lima está extraordinario, el Museo Amano es una joya, el Museo de Osma es espectacular, el Museo del Banco Central de Reserva está haciendo cosas magníficas, y están los museos del norte como los de Magdalena de Cao, el de Sicán y el de Sipán, y el mismo Museo de Arte Precolombino en el Cusco, que es un derivado del Museo Larco. Sería un error pensar que el Museo Larco es una cuestión aislada, y quisiera reafirmar también que este logro nada tiene que ver con un desempeño personal, sino que es un logro obtenido por un magnífico equipo de trabajo que vela por el cuidado de la experiencia de nuestros visitantes.

En el puesto 22 de los Premios Travellers’ Choice 2017 de TripAdvisor, el Museo Larco se ubica entre los 25 más populares del mundo junto al Louvre de París y El Prado en Madrid.
En el puesto 22 de los Premios Travellers’ Choice 2017 de TripAdvisor, el Museo Larco se ubica entre los 25 más populares del mundo junto al Louvre de París y El Prado en Madrid.

—¿Cuál es la diferencia esencial entre un museo gestado por un académico, como este, y el de un coleccionista?
Uf, enorme. La gran diferencia entre el Museo Larco y otros es que este es el museo de un investigador, de un pionero de la arqueología peruana. Y el investigador está en la búsqueda del dato, de la comprensión y la interpretación. Solo datos debidamente organizados los puedes convertir en información, y solo teniendo información correcta la puedes interpretar y aterrizar a un discurso y a una narrativa seductora y amable. Ese proceso no lo puedes hacer en un espacio que no tiene investigación. La colección de un coleccionista es solo una colección, no tiene la capacidad de hablar, de entender. No descalifico la capacidad de solo deslumbrarte por la belleza estética de un objeto, pero hoy en día, cuando estamos sobreexpuestos de información e imágenes estéticas, creo que es la era de tocar el alma. Y eso es lo que hace el gran cambio.

MÁS INFORMACIÓN
​Dirección: Av. Bolívar 1515, Pueblo Libre.
Horario: de lunes a domingo de 9 a.m. a 10 p.m.
Entrada: adulto S/30, estudiantes S/15.
Accesibilidad: todas las áreas expositivas y servicios del museo están conectados mediante rampas.

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