"El caballo del Libertador" (Foto: Difusión)
"El caballo del Libertador" (Foto: Difusión)
Eduardo Lores

Es un poema actuado, un grito contra la bestialidad y el absurdo, una expresión de temor y de coraje ante lo que parecía la inminente toma del poder de una secta similar a la de Charles Manson.

"El caballo del Libertador" es la segunda parte de la "Trilogía" de Alfonso Santistevan, propuesta por , que es producida por la Especialidad de Teatro de la Facultad de Artes Escénicas PUCP, de la que ambos son profesores, y el Centro Cultural PUCP, donde se pone exclusivamente los días martes.

La obra merece un lugar en el LUM porque transmite la experiencia de entrampamiento y desasosiego que vivieron los peruanos como consecuencia de la debacle criminal desatada por esa cosa vaga y amorfa llamada Sendero Luminoso que, como los demonios de Dostoievski, atentaba contra sus vidas, sus derechos y sus cosas, siguiendo las consignas de un oscuro profesor de filosofía de ambiciones megalómanas.

El protagonista es también un profesor que, en la oscuridad de la ceguera, vive rodeado de sus libros en una casona destartalada del Centro de Lima. Es un amante de las letras y un creyente en la utopía libertaria de Simón Bolívar.

Así como el Che Guevara en "Vladimir" (la primera parte de la "Trilogía"), la figura mítica de Simón Bolívar sostiene, con su fantasmagórica presencia, una esperanza gravemente mellada. Lucha, una joven que se vende en las calles por necesidad, encontrará cobijo en la mísera casa del profesor, convirtiéndola en un hogar que cuidará con ahínco mientras él le transmite, con ayuda de sus libros, el amor a la maravillosa y temible palabra.

Son actuaciones complementarias y conmovedoras las de Carolay Rodríguez (Lucha/india) y Alberto Ísola (profesor/Libertador) posesionados por el espíritu de dos ausentes fundamentales para la existencia de la obra, Maritza Gutti y José Enrique Mavila, que tomaron la narración espontánea y urgente de Santistevan y la convirtieron, a fuerza de experimento e improvisación, en una joyita teatral en la que aún se siente su presencia.

Complementarios el profesor y la prostituta, como el Quijote y Sancho, pero en ella está agazapado el genio del danzante y el furor del quechua desplazado, mientras que en él late la espada del Libertador. En ambos ronda el caballo blanco, la pesadilla del terror.

Veintiséis años después de la captura de aquel oscuro profesor de filosofía, volver a vivir esos momentos previos es un acicate para evitar que se repita la pesadilla. La acogida del culto profesor a la joven indefensa y analfabeta, es decir la amabilidad compasiva, puede ser la moraleja.

AL DETALLE
​Puntuación: 4 y media /5 estrellas
Dramaturgia y dirección: Alfonso Santistevan.
Elenco: Alberto Ísola y Carolay Rodríguez.
Teatro CCPUCP (hasta el 4 de diciembre).

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