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Había mucha confianza por parte de los seguidores mexicanos; sin embargo, Brasil fue más. (Foto: AFP).
Agencia AFP

Neymar se iluminó, cumplió con la historia y avanzó este lunes a cuartos de final del sometiendo por 2-0 a un atormentado por el maleficio del quinto partido.

Un oportuno Neymar tomó un centro rasante de Willian y al minuto 51 abrió el camino para la laboriosa victoria que le dio al gigante sudamericano el boleto a cuartos, donde se verá las caras con el ganador del duelo que más tarde sostendrán Bélgica y Japón en Rostov del Don.

En el segundo tanto tras una veloz corrida el delantero del Paris SG le sirvió el balón a Firmino que anotó con la portería libre, a dos minutos del final.

Esta vez no hubo milagro en el Mundial de las sorpresas. El Tri acumula ahora siete eliminaciones consecutivas en octavos de final, un karma que no pudo superar pese a que este lunes dio batalla ante la poderosa pentacampeona mundial.

- Entre ceja y ceja -

Pero Brasil tiene entre ceja y ceja la conquista de su sexta corona mundial, más aún aprovechando que ya no están su bestia negra, el campeón vigente Alemania, y su archirrival Argentina, el subcampeón.

Desde que asumió en 2016, el entrenador Tite miró las fotos de las grandes selecciones brasileñas para recuperar la identidad del jogo bonito con Neymar como estandarte.

El menino fue decisivo y contundente con un tanto y una asistencia, exhibiendo su sello de calidad (esta vez sí) en función del equipo.

No siempre esa marca de origen brasileña se puede aplicar a pleno, como este lunes ante México, pero los destellos alcanzaron a los sudamericanos para avanzar con justicia y autoridad hacia cuartos.

Si el pentacampeón mundial sigue mejorando y se acerca al nivel arrollador que exhibió en la eliminatoria sudamericana, tendrá motivos para armar un carnaval en la Plaza Roja el 15 de julio.

México debía definir este lunes si era el soberbio equipo que anuló a Alemania en el debut, iniciando la debacle germana, o el que cayó 3-0 ante Suecia en el último partido de la fase inicial, poniendo seriamente en riesgo su pase a octavos.

Ni uno ni el otro. No fue ese equipo estabilizado que sorprendió a Alemania ni el once adormilado que colapsó contra Suecia. Y una mezcla de las dos versiones no alcanzó para despedir a Brasil.

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